La evolución de las interfaces móviles (II): el ecosistema chino.

Viene del primer post.

Si en el post anterior me centré en las tendencias emergentes a partir de mi visita al Mobile Word Congress invitado por el Key Opinion Leaders Program de Huawei, en este segundo post nos trasladaremos de Barcelona a China para ver mejor lo que está pasando en Oriente. No lo duden: el eje geopolítico del mundo se está moviendo de Oeste a Este. Podría decirse que existe una nueva división internacional del trabajo: si a Europa le toca envejecer y a Estados Unidos hacer el ridículo, los países orientales están tomando las riendas estratégicas del turbotecnocapitalismo. Cada vez más las new thing se piensan, diseñan y producen en Shenzhen, Zhongguancun o Beijing. Basta ver la transformación de ciudades como Shangai en solo unas décadas para comenzar a tener una idea de lo que está pasando.

Didi

El último número de la revista Wired (edición UK) dedicó su portada y dos artículos al surgimiento de los actores tecnológicos orientales. Uno de los textos se centró en Didi, el «Uber chino» que le hizo frente a la empresa estadounidense hasta desplazarla del mercado. Uber resistió solo dos años los embates de Didi. Hoy la empresa china se prepara para seguir los pasos de Alibaba, Baidu and Tencent, otros gigantes que le están dando batalla a las grandes corporaciones occidentales y que aspiran un día a ser tan conocidas a escala global como Amazon, Google o Facebook.

Con sus 7.000 empleados (la mitad son ingenieros y data scientists) Didi gestiona más de 25 millones de viajes diarios a cargo de 4 millones de conductores que generan unos 70 terabytes de datos. La inteligencia artificial viene en ayuda del sistema:

AI currently matches thousands of riders and drivers each minute, as part of a decision-making platform the company calls “Didi Brain”. This already predicts where riders are likely to want cars 15 minutes ahead of time, guessing right 85 per cent of the time. As it seeks out more patterns the system will see forward an hour, or even a full day, using reinforcement learning, a powerful AI technique in which computers learn via experimentation, much as a child might use trial and error.

Actualmente Didi solo gestiona el 2% de los viajes en automóvil de China. Aspira a llegar al 10% o incluso un poco más.

Copycat nation?

Didi es un buen ejemplo de la capacidad de movimiento, agresividad y poder de fuego de las start-ups chinas. Tienen unas cuantas ventajas: por un lado, la distancia entre la unidad de gestión y la producción es inexistente; por otro, estas empresas están situadas en el mayor mercado interno del mundo. Si bien la industria china hasta hace poco se había caracterizado por reproducir productos «diseñados en California» o en algún laboratorio de diseño, ahora esa imagen -la de una «copycat nation«- es parte del pasado:

(…) A few years ago, China’s leaders decided they wanted the country to be known for a new kind of electronics– not only “Made in China”, but “Designed in China”.

El segundo artículo de Wired se titula precisamente «From imitation to innovation: How China became a tech superpower«. Si bien es bastante breve el texto abunda en testimonios y datos que reflejan la vitalidad de la escena tecnocapitalista china. Desde mi perspectiva de análisis, la siguiente comparación con la teoría evolutiva de Darwin no tiene desperdicio:

Some observers allege that China’s established internet titans – Baidu, Alibaba and Tencent, sometimes called “BAT” – began as clones of US companies like Google and eBay. But these giants have since evolved in distinct new directions, rather like megafauna evolving new breeds within a Galapagos Islands ecosystem. Today, Tencent’s messaging app WeChat (Weixin) “is like is Facebook, WhatsApp, Tinder, PayPal and Slack combined,” says Edith Yeung, head of 500 Startups Greater China. Roughly 80 per cent of China’s 731 million internet users are active on WeChat – spending on average 66 minutes a day on the platform, doing everything from hailing taxis to paying their phone bill to leaving voice messages.

Uno de los objetivos de mi reciente libro Las leyes de la interfaz es precisamente analizar en términos evolutivos las transformaciones de la red sociotécnica, prestando particular atención a las bifurcaciones (por ejemplo la separación entre aviones subsónicos de pasajeros y los aviones supersónicos de combate) y convergencias (la motocicleta como especie híbrida que une una bicicleta y un motor a explosión) de líneas tecnológicas. En este contexto resulta más que interesante repasar la emergencia de nuevas interfaces híbridas (WeChat = Facebook + WhatsApp + Tinder + PayPal + Slack) o ver cómo ciertas especies mediáticas son desplazadas por otras que se adaptan mejor al ecosistema (Didi > Uber). El resultado de estas bifurcaciones y convergencias es una configuración sociotécnica en forma de red.

Pero la lectura en clave eco-evolutiva no se detiene aquí. Según Christina Larson, la autora del artículo

On my first reporting trip to China in 2007, I carried a red Motorola flip-phone – a “dumb” phone. Today, I carry two smartphones – one with US apps installed (Uber, Facebook, Amazon, Google), and one with Chinese apps (Didi, Weixin, Taobao, Baidu). Chinese cyberspace is a largely self-contained ecosystem, which means that most internet users outside China don’t come into regular contact with the BAT companies (…)

Las grandes tendencias que se detectan cada año en el Mobile World Congress de Barcelona (ver mis reseñas del 2018 y 2017) encuentran en el ecosistema chino su mayor ámbito de creación, exploración y desarrollo: 5G, inteligencia artificial, deep learning, machine learning, interfaces vocales… Algunos analistas ya comienzan a vislumbrar posibles confrontaciones con las grandes corporaciones occidentales:

The evolving technology dynamic between China and the west will probably involve a mix of envy, competition – and perhaps confrontation, says Paul Triolo, head of the Geotechnology Group at research firm Eurasia Group in Washington, DC.

De todas maneras, conviene no olvidar que las empresas europeas y estadounidenses seguirán dependiendo de las cadenas de montaje chinas para satisfacer su demanda, lo cual mantiene abierta la posibilidad de establecer relaciones de cooperación.

la velocidad del cambio

Durante su presentación en la Barcelona School of Management – UPF Walter Jennings, ‎Vice President Corporate Communications de ‎Huawei Technologies, mencionó la sensación que le producía dejar Shenzhen para participar en algún evento internacional: inmediatamente percibía la lentitud de los cambios en comparación con lo que tenía a su alrededor. Este gap en la velocidad de las transformaciones, que antes se percibía viajando a Estados Unidos o Europa, ahora se ha trasladado a Oriente. Una empresa como Huawei, el tercer productor mundial de teléfonos móviles a punto de conquistar la segunda posición, comenzó a producir dispositivos móviles hace menos de ocho años. En otras palabras: el ecosistema sociotecnológico chino está evolucionando más rápido. Si una interfaz es una red de actores humanos, institucionales y tecnológicos, entonces la aceleración de las relaciones e intercambios entre esos actores y otras interfaces es lo que caracteriza a la nación más grande del planeta.

El aleteo de millones de interfaces chinas generará huracanes en el resto del mundo.

Bonus tracks

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