Do androids dream of electric cows? La evolución de las interfaces móviles (I).

En este mes que acaba de terminar me pasaron dos cosas: por un lado, apareció mi libro Las Leyes de la Interfaz; por otra parte, participé en el Mobile World Congress por segundo año consecutivo en calidad de invitado por el Key Opinion Leaders Program de Huawei. En este post trataré de hilvanar algunas reflexiones a partir de estos cruces entre la reflexión sobre las interfaces y el contacto en primera persona con los grandes agentes del cambio tecnológico que está viviendo nuestra sociedad. Todos los expertos internacionales con los cuales estuve conversando en estos días coinciden en un punto:  la gente no tiene idea de la transformación tecnológica que se nos viene encima.

Las interfaces móviles

La introducción del iPhone en 2007 marcó un antes y un después en la evolución de los dispositivos móviles. Tal como escribí en Las Leyes de la Interfaz

En su libro The Perfect Thing (2006), Steven Levy relata cómo la aparición del software iTunes, la reducción progresiva en el tamaño de los discos duros, la disminución del precio de las memorias y el desarrollo de la interfaz Firewire confluyeron en el producto más cool de comienzos de siglo: el iPod.  Como ya había pasado en 1984 con el Macintosh, la interconexión creativa de elementos en una única interfaz relanzó a la empresa de Cupertino y le despejó el camino para la creación de una serie de arte- factos revolucionarios. Además de ser un objeto perfecto, el iPod fue un negocio redondo.

Apenas un año después de su publicación, el libro de Levy ya era historia. Una nueva perfect thing fue presentada por Steve Jobs en la conferencia MacWorld el 9 de enero de 2007: el iPhone. La nueva interfaz amplió aún más la red de tecnologías, lenguajes, medios y funciones que orbitaba alrededor del iPod, integrando en un único dispositivo teléfono, cámara de fotos, pantalla táctil, acelerómetros, micrófono, tecnología wifi y un conjunto de juegos y aplicaciones diseñados para el nuevo artefacto. En los años siguientes, miles de diseñadores de aplicaciones ampliarían aún más esa red. Por la armónica manera de combinar una red de tecnologías, sujetos, len- guajes, medios y funciones, más que de perfect thing quizá se debería hablar de perfect interface.

Como el avión de los hermanos Wright o el coche de Henry Ford, el iPhone inauguró una exitosa línea evolutiva que se expandió a partir del intercambio con otros dispositivos, tejiendo de esa manera una compleja trama de relaciones con actores humanos, institucionales y tecnológicos (3º Ley: Las interfaces conforman un ecosistema). El iPhone impuso un modelo de interfaz táctil multifuncional que no tardó en ser adoptado por infinidad de fabricantes de smartphones (ver al respecto el reciente post de Enrique Dans sobre Apple y las tendencias).

En el Mobile World Congress 2018 quedó muy clara esta tendencia: todos los dispositivos tienden a parecerse y solo se diferencian a nivel de las prestaciones. Esto es lo que en mi libro denomino una «estrategia de innovación incremental» (5º Ley: La interfaz es el lugar de la innovación). Podría decirse que los smartphones están entrando en una fase similar a la que vivieron las computadoras personales (PC) a finales de los años 1990, un período marcado por pequeños incrementos en la velocidad del procesador, la capacidad de la memoria o la calidad de la pantalla. Ni siquiera las prometidas las pantallas curvas, que hace ya varios años amenazan con aterrizar en el mercado, propondrán grandes cambios en la interfaz de usuario que se ha estabilizado en la última década.

Cuando Steve Jobs volvió a Apple se dedicó a revestir las computadoras personales con un nuevo envase multicolor y semitransparente para que parecieran más nuevas (7º Ley: Si una interfaz no puede hacer algo, lo simulará), de la misma manera que los fabricantes de coches y locomotoras del siglo XX dotaban de formas aerodinámicas a sus vehículos terrestres para que parecieran más veloces. Mientras, Jobs iba afinando su triple «estrategia de innovación radical» basada en líneas evolutivas realmente nuevas: el iPod, el iPhone y el iPad.

Volviendo a la innovación incremental que afecta a los smartphones, el mismo tipo de desarrollo se percibe en otros dispositivos digitales, por ejemplo los laptops, donde es cada vez más difícil decir algo nuevo. Por ejemplo el nuevo portátil Huawei MateBook X Pro se destaca por situar la cámara debajo de una tecla, evitando de esa manera que ojos indiscretos nos espíen cuando no la utilizamos. Al igual que los smartphones, los coches de gasolina o las bicicletas, los laptops también parecen haber llegado a un techo en su evolución.

El ecosistema móvil como interfaz

Pero en Las Leyes de la Interfaz propongo ir mucho más allá de la «interfaz de usuario». Si consideramos que la interfaz es una red donde interactúan actores humanos y tecnológicos, entonces podemos escalar el modelo de análisis y comenzar ver desde otra perspectiva la gran red sociotécnica. Desde esta mirada macro lo más interesante no está pasando tanto dentro de los dispositivos sino en las relaciones y procesos que se están generando a partir de la interacción con otros actores de esa red . En el Mobile World Congress tuve la ocasión de ver muy de cerca algunos de estos  intercambios tecnológicos que se están produciendo. Es ahí, en las relaciones entre interfaces, donde se están gestando las grandes disrupciones que en breve transformarán nuestra vida cotidiana. Veamos algunos de esos actores y relaciones que están dando lugar a la emergencia de nuevas interfaces.

Vehículos inteligentes: por momentos el Mobile World Congress parecía un congreso de automóviles. En todos los pabellones se presentaban vehículos eléctricos de todas las marcas y modelos, desde prototipos hasta vehículos estándar, dotados con dispositivos avanzados de conexión o directamente sin conductor. Una de las cuestiones claves de esta nueva forma de locomoción estará dada por el concepto de «latencia», o sea la capacidad de respuesta que tendrán los vehículos (imaginen miles de coches inteligentes conectados a la red al mismo tiempo y en una zona de alta densidad poblacional). Para reducir al mínimo la latencia la red 5G (ver más adelante) deberá funcionar de manera continua y sin altibajos.

Drones: si en las ediciones anteriores del Mobile World Congress esta tecnología apenas superaba el nivel del aeromodelismo, ahora están apareciendo cada vez más modelos profesionales con capacidad de carga y gran radio de acción. El drone más interesante que se dejó ver este año fue el Ehang 184 desarrollado la empresa china Ehang en colaboración con Huawei: se trata de un Autonomous Aerial Vehicle (AAV) que puede llegar a revolucionar el transporte (sub)urbano tal como lo conocemos.

Realidad virtual: el año pasado probé los sistemas de realidad virtual de Samsung pero en esta edición del Mobile World Congress me di el lujo de vivir una experiencia inmersiva total en la cápsula (imaginen un iglú gigante con sensores internos) del proyecto Alice en el Xlab de Huawei (con la colaboración en este caso de la empresa Noitom). En esta ocasión el sistema proponía un descenso sobre la luna y una caminata sobre la superficie de nuestro satélite con manipulación de objetos reales incluída. El sistema tiene dos usos inmediatos: como entrenamiento de futuros astronautas o mero entretenimiento en parques de atracciones y museos, junto a los ya clásicos simuladores de vuelo. Me sorprendió muchísimo la capacidad de respuesta del dispositivo de visualización ante los cambios de posición o movimientos del cuerpo: de no haber sido por la gravedad terrestre la sensación de estar en la luna hubiera sido casi total.

Sistemas de monitoreo de consumo mediático: como investigador de la comunicación una de las tecnologías que más me llamó la atención fue el sistema desarrollado para visualizar en tiempo real el consumo de contenidos mediáticos a través de plataformas (foto superior). También la plataforma que permite ver el movimiento y la concentración de personas a través del tracking de sus dispositivos que presentó Volteo  me pareció un tool potencialmente interesante para los investigadores de los comportamientos sociales (foto inferior).

Todos estos sistemas confirman una vez más que la convergencia entre Big Data y visualización de información, cuando está bien articulada, puede generar servicios que vuelven obsoletas muchas formas tradicionales de recolección y procesamiento de datos que se utilizan en las ciencias sociales. Si bien no creo que el Big Data mate a las disciplinas sociales o las teorías -tal como pregonaba la revista Wired en el 2008-, no podemos dejar de incorporar estos instrumentos dentro del quehacer científico. El ejemplo del Signa Lab  coordinado por Rossana Reguillo en ITESO (México) marca un camino. Tal como escribe Fulvio Mazzocchi en su artículo «Could Big Data be the end of theory in science?»

The data‐driven approach constitutes a novel tool for scientific research. Yet this does not imply that it will supersede cognitive and methodological procedures, which have been refined during centuries of philosophical and scientific thought. There is no “end of theory” but only new opportunities. 

Esta breve lista de cruces, convergencias e intercambios dentro de la red sociotécnica anuncia la emergencia de nuevas interfaces (lo repito, ya no hablamos de «interfaz de usuario» sino de redes de actores humanos y tecnológicos) que reformularán gran parte de los procesos económicos, educativos, políticos y culturales de nuestra sociedad. La pregunta del millón es: ¿está la sociedad preparada para esta transformación?

HACIA EL 5G Y MÁS ALLÁ…

El gran paraguas que facilita el intercambio de datos entre todos estos dispositivos es la tecnología 5G, la gran invitada en esta edición del Mobile World Congress. Se calcula que este año se terminarán las pruebas y comenzará la construcción de la infraestructura necesaria para activar el 5G. El 2020 es el año clave: en veinticuatro meses comenzará la explotación comercial y llegarán al mercado los primeros smartphones de quinta generación. Si el pasaje del 3G al 4G implicó un cambio en el consumo de contenidos móviles (sobre todo con la posibilidad de ver productos audiovisuales en los dispositivos), el pasaje al 5G no afectará tanto al smartphone sino al resto de los actores que forman esta nueva interfaz, desde vehículos hasta drones, casas, ciudades y … vacas.

Sí, vacas. Huawei está desarrollando tecnología para monitorear en tiempo real a los bovinos. Ya tienen en el norte de China cientos de miles de cabezas de ganado interconectadas y que pueden ser controladas a distancia a través de sistemas de geolocalización.

Bienvenidos a la Internet of  Smart Things!

Y así fue que pasamos de la smart-city a la smart-cow… Si bien no he hablado de otros componentes que se están sumando a la red de actores que he mencionado en este post, por ejemplo la inteligencia artificial o los dispositivos vocales de interacción, lo que sí queda claro es que se está dando una furiosa convergencia tecnológica que acabará por reconfigurar la sociedad en que vivimos. Dos momentos de la historia reciente del Homo sapiens nos podrían servir como referencia: la emergencia de la máquina de vapor a comienzos del siglo XIX o la expansión del sistema eléctrico entre los siglos XIX-XX. De todas maneras, la mutación actual es mucho más rápida y profunda que esas transformaciones que afectaron la vida de millones de familias.

Una reflexión para terminar: si consideramos que el uso y diseño de las interfaces son prácticas políticas (9º Ley), entonces podemos estar seguros de que se avecinan tiempos que ofrecen muchas posibilidades y no pocos conflictos.

Sigue en la segunda parte.

5 Comments

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  1. Reblogueó esto en INTERFAZ LUCIDAy comentado:
    La academica alemana Mercedes Bunz llama «The Silent Revolution» a esta revolucion tecnoligica que llega sin el trepitar de las msquinas.mecanicas pero llamada a gestionar un nuevo modo deestar

  2. «The silent revolution» a la que refiere la academica alemana Mercedes Bunz, esta aqui, la vivimos y protagonizamos
    No hace ruido como el trepitar de las maquinas mecanicas de la revolucion industrial ruidosa. ¿podriamos decir que la interfaz entre ambas revoluciones y el espiritu conservador de ciertos actores sociales, gestiona el mismo «ruido» sociocultural, entonces como hoy? La interfaz entre tecnologias y subjetividad se perfecciona. ¿ asumiran los tecnofobos los cambios culturales a los que refiere el post de Scolari?

  3. Patricia Nigro marzo 4, 2018 — 9:19 pm

    Es muy interesante como la experiencia en Huawei sirvió para confirmar las leyes de la interfaz. Congrats!

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