Recuerdos del futuro (I): iPads, arqueología mediática y ciencia ficción.

En los últimos años se ha ido perfilando un nuevo campo dentro de los Media Studies: la Media Archeology. En este contexto acaba de aparecer un libro titulado precisamente «Media Archaeology. Approaches, Applications, and Implications«, a cargo de Erkki Huhtamo (Editor) y Jussi Parikka, que trata de mapear ese territorio. En este post no voy a escarbar entre los estratos geológicos en búsqueda de algún fósil o eslabón perdido que demuestre la línea que une a las tablas de arcilla mesopotámicas con el iPad californiano, sino que propongo otro recorrido: darnos una vuelta por el mundo de la ciencia ficción.

Kubrick-Clarke: Newspad
Como todos saben, el iPad no lo inventó Steve Jobs sino Stanley Kubrick en la película 2001. Odisea del espacio (1969). Al menos eso dice Samsung, la empresa acusada de copiar el iPad de Apple al diseñar su Galaxy. Para despejar dudas Samsung se encargó de recuperar la escena en cuestión a modo de prueba judicial: dos astronautas de la nave «Discovery» se informan a través de tablets.

Sin embargo, en la novela «2001» de Arthur Clarke el mismo dispositivo informativo con pantalla táctil -bautizado como «Newspad»- aparece unas cuantas escenas antes: mientras el Dr. Floyd se dirige a la Luna en una misión ultra-secreta saca un Newspad para consultar las noticias. La descripción de Clarke, uno de los padres de la ciencia ficción, no tiene desperdicio para un analista de los medios y las interfaces:

«(Floyd) Tenía mucho en que ocupar su tiempo, aun cuando no hiciese más que sentarse y leer. Cuando se aburriese de los informes y memorándums y minutas oficiales, conmutaría la clavija de su bloque de noticias, poniéndola en el circuito de información de la nave y pasaría revista a las últimas noticias de la Tierra. Uno a uno conjuraría a los principales periódicos electrónicos del mundo; conocía de memoria las claves de los más importantes, y no tenía necesidad de consultar la lista que estaba al reverso de su bloque»

Clarke describe con lujo de detalles la interfaz:

«Conectando con la unidad memorizadora de reducción, tendría la primera página, ojearía rápidamente los encabezamientos y anotaría los artículos que le interesaban. Cada uno de ellos tenía su referencia de teclado, al pulsar el cual, el rectángulo del tamaño de un sello de correos se ampliaría hasta llenar por completo la pantalla, permitiéndole así leer con toda comodidad. Una vez acabado, volvería a la página completa, seleccionando un nuevo tema para su detallado examen.»

Pero el Dr. Floyd era un científico, y la tecnología era uno de sus objetos de reflexión:

«Floyd se preguntaba a veces si el bloque de noticias, y la fantástica tecnología que tras él había, sería la última palabra en la búsqueda del hombre en perfectas comunicaciones. Aquí se encontraba él, muy lejos en el espacio, alejándose de la Tierra a miles de millas por hora, y sin embargo, en unos pocos milisegundos podía ver los titulares de cualquier periódico que deseara. (Verdaderamente que esa palabra de «periódico» resultaba un anacrónico pegote en la era de la electrónica.) El texto era puesto al momento automáticamente cada hora; hasta si se leía sólo las versiones inglesas, se podía consumir toda una vida no haciendo otra cosa sino absorber el flujo constantemente cambiante de información de los satélites- noticiarios.»

El Newspad, como acabamos de ver, era un producto totalmente inmerso en la nube de información, con actualizaciones horarias; por otro lado, Clarke nos pone frente a los desafío de la infoxicación («se podía consumir toda una vida» … «flujo constantemente cambiante de información»). Y remata Clarke:

«Resulta difícil imaginar cómo podía ser mejorado o hecho más conveniente el sistema, pero más pronto o más tarde, suponía Floyd, desaparecería para ser reemplazado por algo tan inimaginable como pudo haber sido el bloque de noticias para Caxton o Gutenberg.»

Si Umberto Eco se ha replegado a un bunker de volúmenes y repite que el libro es un objeto perfecto, que no se puede mejorar, el Dr. Floyd está un paso más allá y deja caer la posibilidad de que algún día otra interfaz suplante al Newspad.

Star Trek
También en «Star Trek» los personajes utilizaban tabletas interactivas. En algunos episodios de la serie emitidos en los años 1980 y 1990 aparecen dispositivos de lectura en formato «tablet». Por ejemplo el siguiente vídeo es de un episodio emitido en 1989:

Pero los tablets ya aparecieron en la ciencia ficción unos años antes. En el libro «Ender’s Game» (1985) de Orson Scott Card los niños utilizan el «Desk», una tableta de uso escolar que sirve para tomar apuntes, investigar, realizar exámenes y acceder a contenidos multimedia. El «Desk» también incluía una interfaz vocal. En 1979 Douglas Adams, en su clásico «Hitchhiker’s Guide to the Galaxy«, describe una especie de guía universal portátil, un remix entre la Wikipedia y una guía de viajes: «It’s a sort of electronic book. It tells you everything you need to know about anything. That’s its job».

H.G. Wells: el libro oral
Los autores de ciencia ficción suelen elegir una nueva tecnología y llevan su uso hasta las últimas consecuencias. Si viajamos hacia atrás en el tiempo, los maestros del relato fantacientífico nos alejan de las pantallas (las cuales deberían ser consideradas la gran tecnología mediática de la segunda mitad del siglo XX) y nos acercan a los dispositivos más avanzados de su época: los fonógrafos y otros artefactos para la registración y reproducción de sonido. En ese contexto no debería sorprendernos que en The Shape of Things to Come (1933) H.G. Wells imaginara un futuro para el libro-fonógrafo:

«A pesar del espacio de tiempo transcurrido, la lengua que Mwres hablaba era todavía casi exactamente la misma que se usaba en el siglo XIX. La invención del fonógrafo y otros medios semejantes para fijar el sonido, así como la substitución progresiva de los libros por instrumentos de ese género, no habían solamente detenido la debilitación de la vista humana, sino también, al establecer reglas seguras, había contenido los cambios graduales de pronunciación, hasta, entonces inevitables.»

Cuando Wells habla de la «debilitación de la vista» establece un link muy fuerte con las teorías de McLuhan, sobre todo cuando sostenía la narcotización de ciertas funciones perceptivas -y el incremento de otras- por los efectos de los medios. El siguiente diálogo nos describe el proceso de naturalización tecnológica por parte de los early adopters:

-¿Supongo que usted no lee libros?
-¡Seguro que no! – dijo Mwres-. He estudiado en una escuela moderna y en ella no he aprendido ninguna de esas necedades añejas. Los fonógrafos me bastan.

Además de libros, también la prensa se transformó en un medio de sonido: el autor inglés nos habla de la existencia de «diarios fonográficos» en el futuro.

Para terminar -por el momento- este post, nada mejor que recuperar a otro de los grandes maestros de la ciencia ficción: Isaac Asimov. En un meta-libro donde Asimov reflexiona sobre la ciencia ficción («Asimov on Science Fiction«, 1983) escribe cosas muy interesantes sobre la capacidad predictiva de los escritores:

«En realidad, hay muy pocas cosas en la vasta producción que genera cada año la ciencia ficción que se vuelven realidad, o que tienen alguna probablidad de volverse realidad un día».

Según Asimov la Revolución Industrial trajo una nueva visión de la sociedad, la tecnología y el cambio: algunas personas comprendieron que el mundo seguiría evolucionando después de su muerte. Esto despertó la curiosidad respecto al futuro: «La respuesta literaria a esa nueva curiosidad fue lo que ahora llamamos ‘ciencia ficción’…» Más que «predecir», el autor «extrapola» elementos del presente: «el escritor de ciencia ficción es una criatura de su tiempo, y al tratar de imaginar un cambio en la ciencia y la tecnología es muy probable que se base en los cambios que él ya puede ver en germen».

En este contexto podríamos decir que las tabletas no fueron inventadas por los guionistas de «Star Trek» ni Stanley Kubrick, sino que en los laboratorios ya había dispositivos de interacción/información que apuntaban hacia ese tipo de interfaz. O sea, después de este breve viaje por la ciencia ficción volvemos a la Media Archeology, tema de la segunda parte de este post.

Continúa en la segunda parte

2 Comments

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  1. Muy interesante pensar esta arqueología del futuro desde las interfaces.

    Otro punto de vista puede ser el libro Arqueologías del futuro. El deseo llamado utopía y otras aproximaciones de ciencia ficción de Frédric Jameson. Lo estoy trabajando en mi tesis.

    Por otra parte, El juego de Ender -novela- de Orson Scott Card además de las tablets (desk) también propone una proto-red social con influenciadores, vaticinio de blogs, foros y twitter.

    Un cordial saludo.

  2. Buenísimo el aporte, gracias! Como tú dices, la web también ha aparecido aquí y allá en la ciencia ficción (incluso Asimov trató el tema), pero preferí centrarme en las tabletas. Si encuentras algún otro ejemplo de tableta, no dudes en avisarme así lo sumamos a la lista.

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