Apuntes de viaje: entre Oriente y Occidente (II).

Viene de la primera parte

Todavía no había terminado de procesar todo lo vivido en Mumbai que ya estaba en un avión de Emirates volando a Hong Kong.

Hong Kong (I)

El contraste no podía ser más fuerte: lo primero que pensé al llegar fue que con sus rascacielos, vitalidad económica y posicionamiento estratégico Hong Kong es la New York City de Oriente. O dicho en otras palabras más cercanas a mis obsesiones: Hong Kong es la interfaz entre Oriente y Occidente.

Interfaces urbanas

Hong Kong es una ciudad muy user-friendly, a los pocos minutos uno entiende cómo funciona el inmejorable sistema de transporte público (que, además, es muy barato) y se encuentra inmerso en una Matrix real con sus increíbles torres, flujos de personas, capitales e informaciones. A las pocas horas de aterrizar ya me encontraba en la City University of Hong Kong realizando una conferencia sobre evolución tecnológica e interfaces para un pequeño grupo de estudiantes de postgrado y docentes.Marko Skoric, un colega que conozco desde hace una década y que ahora coordina el programa de doctorado en la CUHK, fue el responsable de organizar mi visita.

Por la CUHK, una universidad muy bien posicionada en los rankings internacionales, circulan estudiantes y profesores de medio planeta. El edificio del Creative Media Centre es una gran cuchilla blanca que corta la verticalidad de las torres que emergen en cada metro cuadrado de la ciudad. En este mismo momento se están cruzando emails entre el Departamento de Comunicación de la UPF-Barcelona y la City University de Hong Kong para activar los intercambios.

Hong Kong (II)

La gastronomía local mantiene pocas continuidades con la cocina china que conocemos en Europa. Al pasar de Oriente a Occidente los platos adoptan otro orden, se pierden combinaciones y, en el mismo movimiento reinterpretativo, se incorporan familiaridades para hacer la traducción más comprensible al comensal europeo. Obviamente, la cocina de Hong Kong, en sintonía con el clima global de la ciudad, tiene influencias de todo Oriente. No resulta extraño que Marco Polo haya quedado enamorado de la pasta oriental en todas sus versiones y las haya introducido en Italia. Me encantan los dumplings.

Shenzhen (I)

Shenzhen está conectada a Hong Kong por un novísimo High Speed Train. La terminal de Hong Kong parece una Calatravada pero va en serio. El control fronterizo, también. Por más que Hong Kong haya dejado de ser un enclave imperial británico, todavía no es territorio chino y es probable que nunca lo sea. Más bien es una ciudad con un grado de autonomía enorme y que puede asumir el rol de modelo en un mundo donde los estados cada vez cuentan menos y los núcleos urbanos, con su concentración de personas, capitales e informaciones, emergen como los verdaderos actores globales.

Conocida como el Silicon Valley chino, esta ciudad de 12 millones de habitantes hace tres décadas era un pequeño pueblo de pescadores a pocos kilómetros de la frontera con la entonces colonia británica. Me habían alertado: los que trabajan en Shenzhen se alejan de la ciudad unos pocos días y, al volver, la encuentran cambiada. Nuevas torres, grúas, puentes, avenidas y empresas emergen cada día. High Speed City.

Huawei (I)

La sede de Huawei en Shenzhen abarca cuatro campus en diferentes zonas de la ciudad. Tuve la ocasión de conocer el campus principal, donde se desarrolla buena parte de la investigación y se gestiona una corporación que no para de crecer y llevar su tecnología a todos los continentes. Huawei nació y se desarrolló como empresa centrada en la conectividad (los smartphones y el mercado consumer son algo reciente en su historia) y sigue ampliando su oferta: telecomunicaciones, inteligencia artificial, servicios de cloud, internet de las cosas, tecnología para smart city, 5G, etc.

También en esta sede se ubican las actividades de formación, que abarca desde los propios empleados hasta estudiantes de ingeniería que participan en Seeds For The Future, un programa que convoca a jóvenes de todo el mundo. Las estadías de los estudiantes, una semana en Beijing y otra en Shenzhen, les permiten adentrarse en el funcionamiento de la empresa y conocer sus dinámicas de investigación e innovación. Tuve la ocasión de hablar con la coordinadora del programa Holy Ranaivozanany y con estudiantes de Georgia y Filipinas muy excitados con su experiencia oriental. La hiperactiva Di Fan, Senior Director de Global Media and Communications de Huawei,  fue la encargada de gestionar todos este y otros encuentros -como la charla que mantuve con Robert Hansor del área de Sustainability and Communications- durante mi visita.

Shenzhen (II)

Imaginaba una ciudad de torres, grúas, puentes, avenidas y empresas pero nunca pensé en encontrarla cubierta por amplias zonas verdes. El campus principal de Huawei es un ejemplo de esta filosofía: solo una gran torre con el logo sobresale sobre los pequeños edificios (pequeños en altura, no en superficie) que se distribuyen entre lagos y parques con especies vegetales traídas de todo el mundo.  

Huawei (II)

En otros posts ya he hablado de Huawei, por ejemplo de su particular historia o de cómo se están posicionando de cara al futuro de la transformación digital. En este viaje conocí un poco más de sus políticas de sostenibilidad y de los programas de formación para estudiantes de ingeniería (el ya mencionado Seeds For The Future).

La semana pasada volví a encontrarme con algunos de mis interlocutores de la empresa en Roma, en el Huawei Eco-Connect Europe 2018, un encuentro donde se presentó la innovadora red de nuevas tecnologías y partners que la empresa está consolidando en el viejo continente, y esta semana algunos integrantes del mismo equipo estarán en el Smart Cities Expo World Congress que se realizará en Barcelona. Si bien la parte más visible de Huawei se encuentra en los smartphones, la empresa está apostando muy fuerte por la inteligencia artificial (que ya se encuentra instalada y funcionando, por ejemplo, en las cámaras de sus móviles), el Big Data y la nube, todo interconectado por las redes 5G.

Media Education Summit

En el Media Education Summit realizado en Roma en 2016 participé como keynote y compartí con los participantes las experiencias del proyecto H2020  Transmedia Literacy que, en ese momento, estaba en plena fase de procesamiento de datos. Dos años más tarde y en Hong Kong me sumé a un panel donde pude presentar los resultados finales de esa investigación que tantas satisfacciones nos está dando (el mismo día, colegas de Portugal e Italia también estaban difundiendo nuestro mapa de transmedia skills y el Teacher’s Kit en el congreso ECREA en Lugano). En cada presentación nuestra propuesta –que puede resumirse en recuperar dentro del aula lo que los jóvenes aprenden con los nuevos medios fuera de la escuela– ha sido siempre recibida de manera muy positiva y bien valorada. El MES 2018, por si hacía falta, confirmó una vez más la importancia de implementar políticas de media literacy, sobre todo en una época marcada por las fake news y las estrategias de desinformación. 

Hong Kong (III)

Flujos de personas, capitales e informaciones. Flujos de bienes. El puerto de Hong Kong es una ciudad dentro de la ciudad con sus cientos de grúas y barcos entrando/saliendo mientras esquivan islas y a otros barcos que entran/salen. Y millones de contenedores. Me avisan que en breve esas grúas que cargan y descargan contenedores estarán cada vez más automatizadas hasta prescindir de sus operadores humanos. Es el ABC del tiempo en que vivimos: AI + Big Data + Cloud.

El eje del mundo se va al Este

No es necesario ser un experto en economía global o historia de las civilizaciones para descubrir que el eje de nuestro planeta se está moviendo de Oeste a Este. La hegemonía del pensamiento occidental, su primacía tecnológica y la expansión del capitalismo europeo desde el siglo XV ha marcado el ritmo de los cambios mundiales. Ahora eso se acaba. En la segunda mitad del siglo XX, mientras China comenzaba a salir de su encierro, Japón se lamía las heridas de la guerra y la India lidiaba con su independencia, comenzó a gestarse un proceso que está derivando en el actual desplazamiento de Oeste a Este (ver mapa interactivo de este cambio).

Más que en las nuevas hegemonías nacionales, quizá haya que prestar mayor atención a los nuevos núcleos urbanos (Singapur, Gurgaon, Hong Kong, Shangai, Shenzhen, Beijing, Guangzhou, etc.). Es ahí, en estas megalópolis que crecen a ritmos muy acelerados, donde el turbocapitalismo encuentra su más clara expresión. A través de sus empresas y universidades atraen talento de todo el mundo y generan infraestructuras muy sofisticadas capaces de gestionar los flujos de capitales, datos, bienes y personas.

Hoy mismo The Economist ubica un artículo titulado Of silicon and silk que analiza el nuevo posicionamiento de China (y sus grandes actores económicos como Huawei) respecto a Occidente (y sus grandes corporaciones digitales). En breve, el artículo de Michael Gold sostiene que se está produciendo una especie de división del trabajo (una interfaz!) donde China ofrece tanto los modelos de regulación como la producción de infraestructuras y dispositivos móviles mientras que las corporaciones occidentales aportarían las plataformas y el software. Según Gold

These overlapping and often contradictory interests are leading to the emergence of a kind of hybrid model for the internet in much of the world: principles of governance and laws and regulations borrowed from China, including elements of censorship; hardware—both structural and consumer-focused—from China; and platforms and software from entrenched Western giants. What kind of internet policies will platform companies need to contend with going forward? How will China’s international tech champions manage the troves of data that will run through their pipes? That this model is only just starting to take shape means more questions are likely to emerge in future, with vast implications for governments, companies and internet users around the world.

Como se puede observar, las cartas están sobre la mesa y el juego sigue abierto. La partida recién comienza y no podemos saber cómo terminará.

Sensaciones

Después de estos días tan intensos tengo la sensación de que Europa está más centrada en mirar hacia su propio pasado, temerosa de que resuciten sus fantasmas más autodestructivos, que en moverse en dirección el futuro. Quizá después de 500 años se esté cerrando el “paréntesis europeo” con las consecuencias que no cuesta mucho imaginarse: una nueva hegemonía global fundada en modelos económicos, éticos, políticos y sociales generados en otras partes del mundo y no siempre en sintonía con los valores que impuso la modernidad occidental.

Respecto a América Latina, parecería que está perdiendo la revolución digital de la misma manera que vio pasar de lejos el tren de la revolución industrial. No visualizar los cambios, y tomar decisiones a partir de ellos, no implica quedar fuera de estos procesos sino terminar asumiéndolos pero sin capacidad de decisión, como simple vagón de cola. En el caso argentino, el país se sumó a la revolución industrial como proveedor de materias primas y nunca pudo desarrollar un conglomerado productivo propio acorde a sus capacidades. ¿Cómo se ubicará frente a esta nueva revolución? Mientras, en Buenos Aires se debate a qué  hora se jugará la final entre Boca-River suspendida por la lluvia. Un clásico del siglo XX.

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