Decir que la evolución es una red es como decir que no es una línea ni un árbol que se bifurca. La evolución entendida como una trama rizomática, una enredadera infinita como el Cordyceps de la maravillosa serie y videojuego The Last of Us. ¿Cuál evolución es una red? ¿La evolución biológica? ¿La tecnológica? ¿Ambas? De esto hablaremos en esta entrada de Hipermediaciones.
La evolución (no) es una línea
Cuando imaginamos la evolución de cualquier tipo de fenómeno humano a lo largo del tiempo, lo primero que nos viene a la mente es una línea. Ya sea que pensemos en la política (una sucesión de reyes o presidentes), la economía (una sucesión de momentos de bonanza y crisis, o, si prefieren, de modos de producción) o las tecnologías (una sucesión de dispositivos cada vez más complejos), los Homo sapiens tendemos a organizar la información en series temporales consecutivas. En 2009 Umberto Eco publicó un maravilloso libro ilustrado (Vertigine della lista) que tiene mucho que ver con las formas lineales de organizar el saber.
La lista, explicaba Eco en una conferencia en Sevilla en 2010, «no es tan sólo un dispositivo lúdico, juego literario, sino más bien una forma de conocimiento, o sea de desconocimiento, una crisis del saber establecido. Por consiguiente, es una forma retórica a la que acercarse con el máximo respeto». La lista, no necesariamente temporal, es la forma secuencial que tenemos para presentar objetos o eventos de todo tipo.
El primer ejemplo de lista aparece en Homero, en la Ilíada (…) Homero dedica parte del decimoctavo canto de la Ilíada a describir el escudo que Hefesto forja para Aquiles, y los dibujantes neoclásicos que luego intentaron reproducir ese escudo tuvieron problemas para encerrar en aquel espacio circular todo lo que Hefesto había introducido en él, representando la tierra, el mar, el cielo, el sol, la luna, los astros, dos bulliciosas ciudades, asedios y batallas, el trabajo en el campo y las fiestas.
Eco propone una distinción entre lista práctica y lista poética. La lista práctica
se manifiesta en la lista de la compra, en la lista de los invitados a una fiesta, en el catálogo de una biblioteca, en el inventario de los bienes de los que dispone un testamento (…) ¿Cómo es, por el contrario, una lista poética? Antes de nada, los objetos que nombra no tienen que existir necesariamente, así que el catálogo de Homero seguiría siendo fascinante aunque todos los jefes que nombra sólo fueran criaturas míticas. En segundo lugar, ya se dijo, ésta nace de la imposibilidad de expresarlo todo y sugiere, pues, el vértigo de un ‘etcétera’.
Las secuencias lineales, esas listas que se despliegan a través de un eje temporal, nos rodean. El modelo de la larga marcha lineal es el preferido de la Modernidad. Los tecnólogos y empresarios aman las secuencias lineales, especialmente si se proyectan en un Power Point y generan la ilusión de rendimientos crecientes. Aparecen para nombrar la evolución de las redes digitales (web 1.0, web 2.0, web 3.0), los dispositivos digitales (iPhone 11, iPhone 12, iPhone 13) o el software (Photoshop 1.0, Photoshop 2.0, Photoshop 3.0). Tal como sugieren Jerome Bruner y David Kahneman, esta difusión de las secuencias lineales quizás tenga que ver con la tendencia de nuestro sistema cognitivo a organizar el mundo en forma narrativa, o sea, como una serie de eventos.
Los modelos lineales son una solución rápida y económica que nos hemos inventado para lidiar con la complejidad. Las listas recopiladas por Umberto Eco o los Power Points con timelines que tanto entusiasman a los expertos de Silicon Valley presentan de forma simple y fácilmente comprensible procesos que tienen poco de lineales. Apenas se profundiza un poco en esos procesos, las líneas comienzan a mostrar derivaciones, callejones laterales y bifurcaciones. Si indagamos en esas secuencias lineales, veremos cómo poco a poco se transforman en un árbol.
La evolución (no) es un árbol
El modelo que Charles Darwin presentó en On the Origin of Species (1859) sentó las bases de una profunda revolución científica y cultural. Gran parte de su éxito se debía a su sencillez. Darwin consiguió lo imposible: explicar a través de un modelo arborescente muy simple -basado en la dinámica variación / selección natural – la riqueza del mundo biológico:
Es interesante contemplar una ribera enmarañada cubierta de plantas de muchas clases, con aves que cantan en los matorrales, con diferentes insectos que revolotean y con gusanos que se arrastran entre la tierra húmeda, y reflexionar que estas formas, construidas elaboradamente, tan diferentes entre sí, y que dependen mutuamente de maneras tan complejas, han sido producidas por leyes que actúan a nuestro alrededor.
El modelo de Darwin (también conocido como la Darwin Machine) no tardó en ser aplicado a la evolución tecnológica. Por ejemplo, podemos analizar la evolución de los aviones como si fuera un árbol que se fue bifurcando a lo largo de los últimos 120 años. Repasemos esa historia. A finales del siglo XIX se crearon infinidad de prototipos que terminaron igual: estrellándose contra la tierra.
Pero algo pasó en Kitty Hawk el 17 de diciembre de 1903: se produjo el primer vuelo sostenido en una aeronave más pesada que el aire. Los hermanos Wright encontraron la configuración ideal de actores (la mejor «interfaz», diríamos) que permitía hacer realidad una vieja aspiración de la humanidad.
Después de un proceso inicial de variación a finales del siglo XIX, caracterizado por la aparición de infinidad de prototipos, finalmente uno de ellos funcionó (el biplano de los hermanos Wright) y fue seleccionado para abrir una línea evolutiva que marcaría la aviación por las próximas décadas. En pocos años los aviones se convirtieron en máquinas cada vez más sofisticadas y veloces. Esa evolución se aceleró durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo cuando en Alemania se desarrolló el primer avión a reacción: el Messerschmitt Me 262.
A partir de aquí, la evolución de las máquinas volantes entró en un proceso de bifurcación típicamente darwinista: por un lado, los aviones subsónicos de transporte que siguen en gran medida el modelo de los hermanos Wright; por otro, los aviones de combate con ala en delta que vuelan por encima de la velocidad del sonido.
Numerosos procesos de evolución tecnológica pueden ser explicados aplicando el modelo arborescente de matriz darwinista. Sin embargo, en la esfera sociotecnológica suelen pasar cosas extrañas. Por ejemplo, que aparezcan aviones de transporte de pasajeros supersónicos…
Si algo caracteriza a la evolución tecnológica es la promiscuidad: un dispositivo que aparece la esfera mediática (por ejemplo, la radio) puede terminar dentro de un medio de transporte (un automóvil), de la misma manera que un dispositivo de navegación diseñado para un videojuego puede incorporarse a una interfaz de un navegador GPS. La evolución de los medios no escapa a esta dinámica. En mis últimos artículos y libros ha sido una constante esta lectura compleja de los procesos de cambio mediático y tecnológico: la evolución de los medios y de las interfaces no es una línea ni un árbol que se bifurca.
Lo más interesante es que en el último medio siglo el árbol de Darwin también comenzó a complejizarse. Desde los estudios pioneros de Lynn Margulis sobre la simbiosis hasta las investigaciones más recientes sobre transferencia lateral de genes entre especies, el modelo darwinista ha comenzado a evidenciar sus conexiones. Sigamos los pasos de David Quammen en El árbol enmarañado (2019):
La evolución es más complicada, es mucho más intrincada de lo que habíamos pensado. El árbol de la vida está más enmarañado. Los genes no se mueven solo de forma vertical. También pueden hacerlo lateralmente, traspasando los límites de las especies a través de brechas más anchas, incluso entre los distintos reinos de la vida, y algunos han entrado de esta manera en nuestro linaje -el de los primates-, procedentes de fuentes inesperadas ajenas a él. Es el equivalente genético de una transfusión de sangre o -con otra de las metáforas preferidas de algunos científicos- de una infección que transformase la identidad: una «herencia infectiva».
Esta fascinante historia científica, muy bien relatada por David Quammen, nos lleva a considerar también la evolución biológica como si fuera algo más complejo que las clásicas representaciones arborescentes esbozadas por Charles Darwin hace 160 años.
La evolución es una red
Dejar atrás los modelos lineales e incluso arborescentes es un imperativo intelectual de nuestro tiempo. Si bien pueden ser útiles a la hora de explicar un determinado cambio -las narrativas, a pesar de experimentos como Bandersnacth, han sido durante siglos y seguirán siendo lineales- o como primer intento para describir un proceso de transformación a partir de bifurcaciones, el estudio de las mutaciones tecnológicas y, ahora también, de las mutaciones biológicas, nos acerca al modelo de la red.
En todas las disciplinas sociales y humanísticas no cuesta mucho encontrar investigadores que apostaron por los modelos reticulares, desde la teoría del actor-red de Bruno Latour y John Law hasta la assemblage theory de Manuel de Landa, pasando por la semiosfera de Yuri Lotman o la red infinita de la semiosis social de Eliseo Verón. Podríamos decir que el modelo de la red es la «episteme» -en el sentido foucaultiano del término– del tiempo que nos toca vivir. En las últimas páginas de mi próximo libro (On the Evolution of Media, Routledge, 2023) escribí lo que sigue:
Resulta prematuro hablar de una confluencia de modelos biológicos y tecnológicos, sobre todo porque los estudios de evolución tecnológica corren con casi un siglo de desventaja teórica y metodológica con respecto a los biológicos. Quizás en el futuro sea factible algún tipo de integración. Lo importante es que los puentes y los intercambios -por ahora casi siempre en un único sentido- existen y se pueden mejorar en los próximos años.
Si Umberto Eco se dedicó a buscar series lineales en forma de listas y Charles Darwin identificó las grandes ramificaciones en la evolución natural (los llamados trees of life), ahora las redes emergen antes nuestros ojos y se presentan como el modelo explicativo más adecuado para comprender tanto el cambio biológico como tecnológico. Vivimos en las redes, pensamos en red y solo interpretando su complejidad conseguiremos actuar sin quedar atrapados en ellas.
Sigue en «La evolución es una red (II)«.
Notas
- La imagen superior es una obra de Vivian Suter.
- La timeline proviene de la Map Collection de David Rumsey.
Como siempre, impecable. Tu cerebro tiene una capacidad de relacionar fenómenos diversos que también constituye una red.
Voy a aplicar este modelo reticular a la ecología del lenguaje. Va a estar bueno.
Me aprecio bastante interesante cómo plantea el tema de la evolución, y el cómo lo explica de una manera que no habíamos escuchado antes, y dejándonos en claro que la evolución no es como lo habíamos pensado como un modelo lineal simple, si no que es más complejo y como es más como una red, que aun hoy en día nos cuesta comprender, y esto me hace pensar que cosas que consideramos «sencillas» como es la evolución es en verdad y sigue siendo un mar de misterio que espero se descifre algún día
Me parece muy interesante como plantea el hecho de que los seres humanos tenemos la necesidad de organizar el mundo de una manera lineal, pues esta es la manera que hemos adoptado para lidiar con la complejidad; sin embargo, es interesante como es que es imposible que todo sea lineal, pues esto se da gracias a la promiscuidad de los acontecimientos. Para entenderlo mejor, nos explica que la evolución puede ser catalogada como una red que deber ser interpretada debido a la complejidad que puede tener.
Quiero empezar felicitando al diseñador de esta página web ya que me encanto. Sobre el artículo, este se me hizo muy buen articulo. Me intereso muchísimo como explico que los modelos lineales son una solución rápida y económica que nos hemos inventado para lidiar con la complejidad. En lo personal yo nunca lo había visto así pero desde que lei esa linea me ha cambiado la perspectiva de muchas cosas que yo veía diferente o tan solo que no veía.
Me parece interesante como propone la vista de que el humano busca algo lineal para dar entender su progreso pero nos explica como algo y su progreso puede ser no lineal y puede tener raices o diferentes vertientes para dar asi el siguiente paso. Como algo desde su retroceder puede ofrecer un avance. Una RETROSPECTIVA al pasado puede darnos un paso hacia el futuro.