Interfaces: redes, ecología y evolución.

Imagen: obra de Tomás Saraceno
en la exposición «Cerebro(s)» del CCCB

Hace casi dos años, en los primeros meses del (¿nuevo?) mundo pospandémico, nuestro colega Pere Freixa nos invitó a Francisco Albarello y un servidor a coordinar un monográfico sobre «interfaces» en la revista Hipertex.net, una publicación académica creada y promovida por el Departamento de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra  – Barcelona que

privilegia los resultados de proyectos de investigación a través de convocatorias competitivas. Proporciona un espacio abierto a otros grupos e investigadores nacionales e internacionales que deseen dar a conocer estados de la cuestión, estudios de caso, modelos conceptuales y resultados de investigación vinculados con la Documentación Digital y la Comunicación Interactiva en general.

La invitación era muy tentadora: la publicación en 2018 del libro Las leyes de la interfaz me había permitido dar a conocer una idea en la que venía trabajando desde el final de mi tesis doctoral en 2002 (ver las últimas páginas de Hacer Clic, un libro del 2004): la posibilidad de ir más allá de la «interfaz gráfica de usuario» y escalar el concepto para aplicarlo a configuraciones sociotécnicas más extensas (la escuela como interfaz, el barrio como interfaz, el museo como interfaz, etc.). El libro se agotó en un par de años, por lo que en 2021 se publicó una segunda edición aumentada.

La expansión del concepto de «interfaz» y su aplicación en múltiples contextos solo puede ser un trabajo colectivo; es así, trabajando en red y compartiendo resultados, que podremos poner a prueba este concepto para identificar sus ventajas y limitaciones. O sea, para avanzar en el desarrollo de un modelo teórico-analítico «interface centred«, no nos queda otro camino que… crear interfaces científicas.

A continuación, transcribo la Presentación que escribimos con Francisco para este monográfico donde participaron colegas de Europa y América Latina. Hipertext.net es una revista científica de acceso abierto y gratuito, a estas alturas el único formato viable de frente a la creciente mercantilización y degradación editorial de la comunicación científica.

!Buena lectura!

Presentación (por C.A. Scolari y Francisco Albarello)

El concepto de interfaz apareció a finales del siglo XIX para designar una superficie o membrana que separaba dos sustancias, pero que, al mismo tiempo, servía como filtro entre una y otra. A lo largo del siglo XX el concepto fue utilizado en infinidad de situaciones y contextos. Por ejemplo, Marshal McLuhan consideraba al Renacimiento una interfaz entre la Edad Antigua y la Edad Moderna, un momento de cambio radical pero que, al mismo tiempo, permitió que la cultura clásica penetrara en la modernidad. Esta doble dimensión de separación/ intercambio, de continuidades/discontinuidades, está siempre presente cuando se habla de interfaces.

Quizás el uso más difundido y prolífico del concepto de interfaz se ha dado en el campo de la Interacción Persona-Ordenador (Human Computer Interaction): desde los años 1980 el concepto de interfaz gráfica de usuario (graphic-user interface) fue desplazando a otros usos y significados. Hoy, cuando alguien escucha la palabra interfaz, inmediatamente piensa en un mouse, un joystick o la pantalla interactiva de un dispositivo móvil. En este contexto, algunos investigadores han explorado el concepto y lo han empleado para describir y analizar situaciones que van más allá del clásico sujeto interactuando con una pantalla interactiva (Lévy, 1990; Johnson, 1999; Galloway, 2012).

En no pocas ocasiones los conceptos científicos -y sus enunciados- siguen utilizándose a pesar de que su capacidad para describir y explicar el mundo se haya visto claramente disminuida. Ulrich Beck consideraba que la mayoría de los conceptos en sociología “son engañosos hasta cierto punto” (2004, p. 145) y proponía la categoría de conceptos zombis para definir categorías que perduran después de su muerte. Beck reconoció que “tal vez necesitemos algunas categorías nuevas”, pero “tendríamos que hacer este cambio de una manera muy sofisticada, tal vez con algunos conceptos nuevos que estén cerca de las personas, redes y experiencias específicas con las que estamos trabajando” (p. 154).

Además, Beck sostenía que “los sociólogos deberían comenzar a hacer su trabajo de la manera correcta: deberían comenzar a redefinir la sociedad más allá de sus categorías de zombis” (p. 163). En este contexto de renovación semántica y epistemológica, el concepto de interfaz puede convertirse en una categoría de gran utilidad para comprender las mutaciones de la sociedad contemporánea y guiar acciones concretas para hacer frente a sus problemas y desafíos.

Para transformar el concepto de interfaz en un instrumento analítico flexible y útil, la primera condición es dejar atrás la interfaz gráfica de usuario y llevarlo a otro nivel. La interfaz entendida como una red de actores, relaciones y procesos es un primer paso en esa dirección (Scolari, 2021). La expansión del concepto de interfaz , y su aplicación a todo tipo de proceso social, tecnológico, económico o cultural, debe ir acompañada de un trabajo teórico y metodológico que solo la praxis empírica puede generar. Si bien en los últimos años esta perspectiva ha sido aplicada a museos (Scolari, 2020), videojuegos (Scolari, Pires y Massanet, 2022) o nuevos actores de la ecología mediática (Scolari y Establés, 2020; Tomasena y Scolari, 2022), quedan muchísimos caminos por recorrer e interfaces por explorar.

En este monográfico de Hipertext.net confluyen investigadores e investigadoras que han aplicado el concepto de interfaz en diferentes ámbitos y desde variadas perspectivas teórico-analíticas. Los trabajos van desde análisis del cine (López del Castillo Wilderbeek) hasta las plataformas de streaming (Grueso Pascual), la parentalidad (Castro-Sánchez), los museos de arte (Rodríguez) y la migración en la frontera de Melilla (Sánchez Ramírez y Albo Cos) entendidos como interfaces, pasando por miradas de corte filosófico – las interfaces como ensamblajes vibrantes de cuerpos, artefactos y naturaleza (Tutivén Román, Bujanda y Zerega Garaycoa)- o político (Fernández Pedemonte). Otras autoras prefirieron analizar desde este marco teórico-metodológico la educación universitaria a distancia (Ambrosino) o los procesos de mediatización musical en las plataformas (Angulo Granda).

Como se puede apreciar, el objetivo primordial de este monográfico -poner a prueba una concepción ampliada de interfaz y ver hasta dónde resiste como instrumento de análisis- está plenamente alcanzado. Como diría Marshall McLuhan, cada uno de los trabajos que integra este monográfico funciona como una sonda que, mientras pone a prueba un nuevo marco analítico, analiza y reflexiona sobre un proceso o espacio de la vida social y cultural.

La investigación científica es un proceso permanente de confrontación entre los modelos teórico-analíticos y una realidad compleja que se rebela a ser comprendida de manera integral y simplificada. En ese contexto, las futuras investigaciones inspiradas en el concepto ampliado de interfaz deberán seguir explorando el conjunto de categorías y experiencias presentadas en este primer monográfico sobre el tema.

Referencias
  • Ash, J. (2015). The Interface Envelope. Gaming, Technology, Power. Bloomsbury.
  • Beck, U. (2004). The cosmopolitan turn. En N. Gane (ed.). The Future of Social Theory, (pp. 143-166). Continuum.
  • Galloway, A. (2012). The Interface Effect. Polity Press.
  • Johnson, S. (1999). Interface Culture: How New Technology Transforms the Way We Create and Communicate. Basic Books.
  • Lévy, P. (1990). Les Technologies de l’intelligence. L’avenir de la penséeà l’ère informatique. La Découverte.
  • Scolari, C.A. (2021). Las leyes de la interfaz. Gedisa (1º edición: 2018).
  • Scolari, C.A. (2020). El museo como interfaz. De la crisis al rediseño. En: El museo sin cuerpo, (pp. 10-19). K6 Gestión Cultural.
  • Scolari, C. A. y Establés, M. J. (2020). Ecología mediática en tiempos de pandemia: virus, comunicación e interfaces. En L. M. Pedrero-Esteban y A. Pérez-Escoda (ed.). Cartografía de la comunicación post digital: medios y audiencias en la Sociedad de la COVID-19, (pp.57-72). Cizur Menor: Civitas Thomson Reuters.
  • Scolari, C. A., Pires, F. y Masanet, M.-J. (2022). Gamers never play alone: An interface-centred analysis of online video gaming. First Monday, 27 (1). https://doi.org/10.5210/fm.v27i1.11623
  • Tomasena, J.M. y Scolari, C.A. (2022). Books, Videos & Platforms: Exploring the BookTube interface. Paper accepted to the 72nd Annual ICA Conference, Paris, 26-30 May 2022.

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2 Comments

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  1. Mariana Martínez febrero 23, 2023 — 1:52 am

    Me parece increíblemente interesante continuar con investigaciones para darle más significado a lo que conocemos como interfaz, creo que yo como cualquier otra persona, nos quedamos con que se refiere a una conexión entre dos aparatos, pero como plantea aquí en el artículo, ampliar el concepto a un instrumento analítico y observar su resistencia a través del tiempo, me parece una idea bastante moderna y cautivadora.

  2. La necesidad de ampliar este concepto no es más que un síntoma del surgimiento de nuevas ideas. No es la primera vez que se le quieren adjudicar diferentes significados a una sola palabra, sucede con frecuencia. Pienso yo que sería de mayor utilidad utilizar un concepto distinto para referirnos a la interfaz como red de actores, relaciones y procesos, puesto que el significado de ‘interfaz’ es algo ya globalmente entendido, y añadirle otra definición podría resultar, hasta cierto punto, confuso.

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