¿Tienen futuro las revistas impresas?

La ecología mediática está viviendo cambios profundos. Como no me canso de repetir las nuevas especies mediáticas -desde Twitter hasta los blogs, pasando por las apps móviles y las redes sociales- son grandes depredadoras de nuestra atención. Las viejas especies mediáticas deben adaptarse si quieren sobrevivir en un entorno cruzado por muchos conflictos y luchas intermediáticas. Hoy toca hablar de las revistas en papel.

historietas

Dos textos dos

Dos referencias textuales antes de entrar en tema. En 1998 publiqué Historietas para sobrevivientes. Cómic y cultura de masas en los años ’80, un libro que todavía hoy se consigue en las librerías de Buenos Aires y que me dio mucho placer escribir. En ese texto analicé las transformaciones que vivió el cómic en una década clave, por ejemplo la paulatina desaparición de las revistas mensuales y la emergencia de la graphic novel por ejemplo Maus de Spiegelman-, prestigiosas obras de autor impresas en volúmenes de tapa dura. En la parte final del libro avancé algunas hipótesis sobre estas mutaciones:

«… La historieta de los años ‘80 asumió nuevas funciones y valores. Según Walter Benjamin las obras primitivas que nosotros consideramos “artísticas” nacieron como una figuración al servicio del culto. Estas producciones, que en sus orígenes poseían un valor cultural vinculado a las prácticas mágicas y religiosas, fueron adoptando con el correr del tiempo un valor artístico (expositivo) que las transformó, precisamente, en “obras de arte”. Sin embargo, reconoce Benjamin, esta función artística no es inmutable y podrá en el futuro ser considerada marginal (…) En el caso de muchas historietas contemporáneas no fue necesario que pasaran muchos años para encontrarse delante de una obra de colección: la propuesta gráfica del dibujante, la estrategia narrativa del guionista o sólo el apellido de algunos de ellos bastaban para transformarla en una obra de arte con ‘aura’ incluida. El interés por el consumo en vivo de las planchas originales o el coleccionismo de las publicaciones -viejas o nuevas- que poseen el aura son también expresiones de este cambio. Si por un lado muchas historietas publicadas en los años ‘80 adquirieron desde el momento mismo de su publicación el aura de las obras artísticas, por otro estas mismas obras enriquecieron su valor expositivo recuperando parte de la función mágico-religiosa de las obras primitivas. No es casual que cuando se escribe sobre Watchmen o Akira se los mencione como “cult-comics” ….

En breve: a partir de los años 1980 fue consolidándose en el mercado la historieta de autor, prestigiosa y sofisticada, que terminó por ocupar un lugar destacado en las librerías al mismo tiempo que se replegaba de los kioscos.

Pasemos al segundo texto. Este es más reciente: apareció en este blog hace cuatro meses. Se trata de Are tablets killing the newspaper star?, un post dedicado a la crisis de la prensa en papel. En este texto hice algo que no suelo realizar a menudo: una predicción. ¿Qué predije? La paulatina desaparición del diario impreso:

«… Muchas veces me preguntan sobre el futuro de algún medio: el libro, la televisión… la prensa. Mi respuesta es siempre la misma: no soy futurólogo. La ecología mediática es un sistema complejo donde, en cualquier momento, puede emerger un nuevo medio que obliga a reposicionarse al resto de las especies mediáticas, llegando inclusive a amenazar su supervivencia. Sin embargo, si tenemos en cuenta la evolución de los ecosistemas mediáticos y las señales que llegan del mercado, creo que hay un medio que está condenado a extinguirse: los diarios impresos…»

¿Por qué creo que desaparece el diario en papel? Bueno, para responder a esta pregunta les recomiendo que lean el post Are tablets killing the newspaper star?

Las revistas en papel

Pasemos a las revistas en papel. Lo confieso: cada vez soporto menos la lectura de la prensa en papel. Los diarios me parecen objetos informativos desactualizados, antiecológicos y que, para colmo de males, dejan las manos sucias de tinta. Por el contrario, mi gusto por las revistas crece cada día más. Pero no cualquier revista: estoy hablando de las nuevas publicaciones, las que se han adaptado a las nuevas condiciones de la ecología mediática y han conseguido construirse un nicho propio.

Un par de ejemplos nos ayudarán a comprender las características de estas nuevas especies mediáticas que, en cierta manera, recuperan parte del DNA que siempre estuvo presente en algunas publicaciones periódicas (por ejemplo Life). Se trata de revistas de autor, bien diseñadas y mejor impresas, con contenidos de gran calidad y con una presencia complementaria en otros medios como la web.

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El proyecto editorial y transmedia de Hernán Casciari es ampliamente conocido. Como dicen en una de sus webs «lo que empezó siendo un blog puede convertirse en cualquier cosa». Y agregan: «Orsai es un proyecto difícil de explicar. Si te da curiosidad podés mirar este video. Si no querés perder 18 minutos oyendo a un gordo que habla, Orsai no es para vos». Orsai innovó en muchas cosas, desde el sistema de distribución -basada en una red colaborativa de lectores- hasta el desarrollo de un modelo de negocios que incluye el acceso gratuito a los contenidos en línea. Pero lo interesante es la revista: se trata de un producto de excelente factura en el cual participan artistas y periodistas que dominan a fondo sus respectivas áreas de producción. En cada número Orsai presenta periodismo de investigación y entrevistas de las buenas.

¿Por qué defino a Orsai como un proyecto transmedia? Porque incluye un blog, aplicaciones para móviles, libros impresos y hasta un… bar. Finalmente es para destacar la política de transparencia de la editorial, la cual informa permanentemente de los ejemplares vendidos, suscriptores, etc. Por ejemplo en lo que va del 2013 (datos del 17 de febrero) se vendieron 169 revistas por día (total: 15.773 ejemplares), 2.443 lectores compraron la suscripción completa y Orsai se consigue en 202 puntos de venta en 169 ciudades de 32 países del mundo.

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Si algún lector piensa que Esquire es «la revista para hombres interesantes», es probable que nunca haya visto Port, «the intelligent magazine for men». También en este caso nos encontramos entre manos con una publicación prestigiosa, con un diseño exquisito y la selección tipográfica que caracteriza a las grandes obras impresas. Uno de los creadores detrás de este producto es Matt Willey, un reconocido diseñador editorial. Port edita pocos ejemplares por año pero de una calidad excelente. Si bien se realiza en Londres su espíritu es global.

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Como muchos otros lectores descubrí a Yorokubu en un vuelo de la empresa Vueling. El amor fue a primera vista: una revista bien diseñada que apuesta fuerte por los contenidos de calidad y las infografías. Los editores de Yorokubu apuestan por un concepto, el de «slow reading»:

«.. La velocidad frenética mueve hoy el mundo. Pero la prisa deja por el camino muchas sensaciones y todos los detalles. Nosotros queremos parar. Olvidarnos del futuro porque lo que nos importa es saborear el presente. Tirar el reloj por la ventana y sentarnos a leer como si lo único que existiera en ese momento fuera la revista que tenemos entre las manos. Acariciar el papel, oler su tinta, observar los colores hasta su último matiz, entrar en las historias como si los protagonistas fuéramos nosotros… Yorokobu quiere que disfrutes de la lectura. Pasar por encima de las cosas es como no haberlas vivido nunca. Déjate envolver por ellas. Por las palabras, por las imágenes, por las sensaciones… Nos gusta el slow reading

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Dejo para el final mi revista preferida: Jot Down, uno de los proyectos editoriales más interesantes surgidos en España en los últimos años. Lo que nació como una propuesta de calidad en línea no tardó en llegar al papel… Dejemos que ellos mismos se presenten:

«… Tras meses de arduo trabajo lanzamos nuestro mensaje en la botella con un ambicioso propósito: que os divirtáis tanto como nosotros lo hemos hecho tramando Jot Down Magazine. Que disfrutéis contemplando el mundo desde nuestra perspectiva, que nos sigáis y, con ese gesto, ayudéis a no desestabilizar aún más la caja de la Seguridad Social ni la periodicidad con la que suministramos pan a nuestros hijos y langosta a nuestros gatos. Creemos que es posible analizar con humor las cosas serias, abordar la cultura y el ocio desde otra perspectiva y departir con sus protagonistas de forma diferente. Poder decir lo que pensamos, no lo que nos dicen que pensemos; entretener sin ser superficiales, informar sin caer en una frialdad impersonal y, por supuesto, ¡hablar de sexo! El siglo XXI es y será la era del caos cultural: la cantidad sustituye a la calidad y el dictado de las agencias sustituye al cultivo del propio criterio. Jot Down Magazine quiere huir de todo ello y llamar a las cosas por su nombre. Hay método en nuestra locura.»

Una vez más nos encontramos con un producto editorial de gran calidad y con unos contenidos difíciles de encontrar en otras publicaciones. Las interminables entrevistas de Jot Down no tiene desperdicio, van a fondo y no son condescendientes con los entrevistados. El trabajo fotográfico, en estricto blanco y negro, es impresionante. Al igual que otras experiencias que he presentado en este post Jot Down tiene una fuerte presencia en la red -además del blog resultan geniales los adelantos de los artículos forma de tuit (@JotDownSpain)- y ya están expandiendo sus proyectos editoriales (por ejemplo con la publicación del libro Memorias líquidas de Enric González). Los editores de Jot Down apuntan alto. ¿Una aspiración? Queremos «en el futuro a ser el New Yorker en castellano”.

A modo de cierre

Retomemos lo que escribí sobre la evolución del cómic. La conquista de las librerías, el boom de la graphic novel y la consolidación en el mercado de un cómic de autor prestigioso, en ediciones lujosas y bien impresas fue un proceso que comenzó en los años 1980 y alcanza su plenitud en la última década. Creo que algo similar está pasando en el mercado de las revistas: mientras algunas clásicas revistas semanales que tuvieron su momento de gloria en la era del broadcasting como Newsweek cierran sus ediciones en papel, estas nuevas publicaciones periódicas que poseen el aura de las obras artísticas (Benjamin) se están fortaleciendo en sus propios nichos de mercado. Todas estas publicaciones recuperan las mejores experiencias editoriales del pasado para proponer contratos de lectura (como diría Eliseo Verón) radicalmente diferentes al del producto tradicional online y al de la clásica revista semanal. Por otro lado, estas publicaciones viven con naturalidad su doble vida en el mundo analógico y el digital: no se canibalizan sino que conviven y realimentan entre sí en un nicho transmedia.

Los profesionales del mercado editorial -pienso en los editores de libros y diarios- deberían tomar nota de estos procesos y experiencias si aspiran a que sus productos sobrevivan en la nueva ecología mediática.

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12 Comments

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  1. Fantástico seu texto Scolari! Parabéns mais uma vez por sua crítica criteriosa, cada vez mais rara no mundo digital! abraço! Alysson

  2. Antes de leer tu artículo, el que disfruté y me atomizó algunas ideas, pensé en el tema de las revistas y el interrogante genérico. Creo que la persistencia de la revista papel tiene que ver con el culto. Son objetos de culto y es un culto el que hacemos de ellas, nosotros, sus lectores. Pensé también en dos ejemplos: Orsai (hay coincidencia) y en Etiqueta Negra. Pero pensé también que para mí (y muchos años antes de la revolución digital) las revistas fueron objetos de culto. Guardo celosamente la colección de Humi, los Gráficos de los mundiales 86 y 90, las ediciones de Érase una vez el hombre. Creo también que muchos editores no interpretaron a tiempo ese «uso de culto» que hacíamos en otro milenio y corrieron detrás de ciertas verdades absolutas de los ’90 destruyendo lo más importante: la narrativa. Fueron de culto y serán de culto. Reinventándose y encontrándose con nosotros, deseosos de leer grandes historias de telarañas infinitas

  3. Interesantísimo artículo, y totalmente de acuerdo con que son formas de pensar la «prensa» que deberían ser observadas/adoptadas por muchos que solo se dedican a llorar la supuesta muerte del papel.
    Hay un caso que creo que también subsistirá un tiempo largo, y que de alguna manera cruza el tema de «culto» con otros valores y creencias: las revistas de moda. Las fuertes connotaciones del papel brillo, las publicidades (pienso en Vogue Italia, por ejemplo), los editoriales fotográficos de moda… Me parece que todavía tienen un largo camino en papel. Y sin embargo, también experimentan con algunos otros medios, sobre todo a partir del fenómeno de los fashion bloggers… Pero la revista de moda, como objeto a ser disfrutado (aunque a veces ni siquiera guardado posteriormente), aún no ha sido «igualado» por otras expresiones de contenido, al menos completamente. Habrá que seguir observando, para ver qué camino toman. Pero en un punto, son las publicaciones con «nicho propio» que han establecido un contrato de lectura clarísimo con sus seguidores, un lazo en el tiempo que se mantiene en medio de tanta tormenta de papel y aires digitales.

  4. Yo sumaría también las revistas de diseño y fotografía (no sólo de moda). Aquí la semiótica tiene mucho para decir sobre las texturas, el brillo, etc. de las páginas. Se podría inclusive crear una taxonomía de publicaciones teniendo en cuenta los soportes materiales y dejando de lado por un momento los géneros periodísticos que abordan.

    • Totalmente. Y es verdad que algunas se coleccionan más y otras menos, pero se ve que el placer del papel como formato las acerca, al menos en el momento de la experiencia (¿poderoso significante?)… Y ni hablar de las que se convierten en objetos de culto, y fomentan esto entre los lectores: Orsai está sacando dos números con proporciones variables de papel obra y brillo, y los lectores votarán; lo que ellos decidan se tomará en cuenta para las cuatro revistas restantes del año, que saldrán al 100% en el papel elegido. ¿Cómo no guardar una revista interesante, en forma y contenido, que además es interactiva hasta en la decisión del soporte?

  5. Por mi edad, voy con mucha frecuencia a las consultas médicas, dentistas, oculistas y demás «istas» y con frecuencia tienen revistas para entretener las esperas, Exceptuando el ¡Hola!, rara vezz se ven las revistas en un kiosko, yo no se bien donde las compran y tiene nombres (los cito de memoria) como Gentelman, Casas de campo, Sportman, Vanity y cosas parecido, son en español profudamente ilustradas y con una publicidad que podríamos definir de «alto standing» relojes de oro, hoteloes cinco estrellas, vinos gran s reserva y cosas por el estilo, Yo creo que ese tipo de revistas han encontrado un lecho ecológico de donde va a ser muy dificil sacarlas.

    ¡Por cierto! magnifico post, lo recomendare en mis RRSS

  6. Gracias a todos por los aportes! En cierta forma la especialización de los contenidos fue un proceso que afectó a la TV (por cable / satélite) desde los años 1980; las revistas acompañaron ese proceso. Yo creo que, de frente a la revista plastificada de moda, casas de diseño o lujos varios, se está conformando otro sector de revistas culturales o de periodismo de investigación con un aura todavía mayor. Estas revistas tienen un papel mate, no brillante, y son coleccionables; las otras, por más que tengan algo de brillo, no se hasta dónde se coleccionan. Tienen una vida más efímera, se consumen en la sala de espera (o sea, después de un par de meses llegan otras a sustituirlas).

  7. Disculpe, don Scolari, pero el diario sigue teniendo un uso insuperable: encender el fuego para el asado del domingo. Probé con una tablet y al costillar le quedó un gusto a plástico tremendo…

  8. En mi opinión sí que pueden existir revistas de temática muy interesante, pero si realmente lo interesante es su contenido, su soporte de papel tiene los días contados. Como los nostálgicos del vinilo, las revistas impresas serán agrado de una parte minoritaria. Los soportes se dirigen a un mundo digital a una velocidad increíble. Sin ir más lejos y como anécdota en mi vida personal, decir que en mi peluquería dedica al sector masculino siempre tenía un gran número de revistas interesantes. Pero sorprendentemente hace 2 meses me encontré con una smart tv en el lugar de todo el montón de revistas que tenía. Tiene una gran variedad de aplicaciones entre otra youtube o twitter. Entretiene a sus clientes de una forma más personalizada. En definitiva, el usuario será quien decida el futuro, pero las grandes compañías apuestan muy fuerte por los soportes digitales.

  9. Muchas gracias por tu artículo. Sólo corregirte el nombre de la publicación Yorokobu en lugar de Yorokubu. 🙂

  10. Creo que la editoriales y revistas están todavía en duda respecto al valor de la »conversión digital»..
    Trabajo en Zetenta Digital Publishing, ofreciendo esta adaptación, y en la mayoría de los casos, nuestros clientes son reacios al cambio (aún los que se acercan por motus propio), y a las posibilidades que ofrece. Los costos de las aplicaciones, licencias de producción, el desarrollo, no termina de convencer frente a la poca garantía de retorno financiero..
    Aunque las grandes compañías ya están en el medio digital, no es en lo que se apoyan para subsistir todavía. Son las pequeñas compañías editoriales las que no saben como solventar el gasto (que garantizaría la continuidad de su existencia), y que luchan por mantenerse en su soporte impreso..

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