Breaking Bad. Poco transmedia pero mucho, muchísimo storytelling.

En estos días se ha hablado mucho de Breaking Bad, la serie de Vince Gilligan que ha generado un espectro de opiniones que tienden a converger en un punto único: se trata de una de las mejores narraciones salidas de la pantalla televisiva. Con el correr de los episodios muchos espectadores nos fuimos acercando al mundo de Walter White, quizá uno de los personajes más ricos y mutantes creados por la ficción televisiva estadounidense. En mi caso fue Jason Mittell, el investigador experto en la nueva televisión, quien en un congreso realizado en Mainz (Alemania) me convenció de entrar en el fascinante mundo narrativo diseñado por Gilligan. Dada la complejidad de la obra y sus múltiples posibilidades analíticas –Breaking Bad es un disparador de reflexiones que van desde lo moral a lo narratológico- me centraré solamente en los aspectos transmediáticos de la misma (ATENCIÓN: puede haber algunos spoilers).

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El canon

Como todo el mundo sabe, toda narrativa transmedia que se precie de tal comienza en un canon -o sea, una serie de textos oficiales- y se expande hasta llegar al mundo del fandom -o sea, los llamados «contenidos generados por usuarios»-. Veamos primero el canon de Breaking Bad para después pasar al fandom.

La serie consta de 62 episodios. El mismo número atómico del samario, un elemento utilizado para curar el cáncer de pulmón, la misma enfermedad que le detectan a Walter White en el primer episodio… pero volvamos al canon. Breaking Bad no es X Files ni Lost, por lo tanto no puede ser leída desde las teorías conspirativas. Estos 62 episodios constituyen el tentpole de la construcción transmedia. Todo el tinglado se sostiene a partir de estos 62 ladrillos que encajan a la perfección hasta formar una sólida e indestructible estructura narrativa.

A diferencia de otras series como Lost o 24 los creadores de Breaking Bad fueron bastante cautos a la hora de generar nuevos contenidos que expandieran el relato televisivo. AMC sólo produjo cinco minisodios en el 2009 que muestran breves escenas cotidianas de los personajes sin mayor efecto sobre el curso general de la acción: Good Cop / Bad Cop, Wedding Day, TwaüghtHammër, Marie’s Confession y The Break-In. Mi preferido es el primero de ellos:

Durante las primeras temporadas la AMC propuso dos webs que ampliaban el universo narrativo televisivo y permitían a los internautas «meterse» en el mundo de Walter White: una dedicada a su abogado, el mítico Saul Goodman, y una página que aparece en la serie diseñada por Walter Jr. para recolectar fondos y pagar el tratamiento de su padre.

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http://www.bettercallsaul.com/

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http://www.savewalterwhite.com/

La AMC también puso a disposición de los fans una web muy completa con infinidad de contenidos (fotos, recaps, entrevistas, concursos, sincronizaciones, etc.), juegos (como el Ultimate Fan Game) y un cómic que resume las primera cuatro temporadas: All Bad Things.

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Tampoco podemos dejar de lado el videoclip del narcocorrido Heisenberg Song interpretado por los Cuates de Sinaloa que abre el episodio 7 de la segunda temporada y adquirió vida propia en las redes:

Aplicaciones para dispositivos móviles y la web, wallpapers y otros gadgets audiovisuales también forman parte de los contenidos oficiales de Breaking Bad. De todos ellos me encantó el Name Lab, una aplicación online para crear el propio nombre con la tipografía y estilo de la presentación de la serie:

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Finalmente, se comenta en las redes que este mundo narrativo podría terminar generando una precuela televisiva a cargo de uno de los personajes más emblemáticos de la serie: el inefable abogado Saul Goodman. Conociendo al personaje, este spin-off debería abandonar el registro dramático para presentarse como un relato más cercano a la comedia (¿negra?).

Conviene recordarlo: si la comparamos con otras producciones transmedia de origen televisivo la textualidad oficial de Breaking Bad es más bien reducida. Una buena parte de los contenidos mencionados en los párrafos anteriores no expanden el mundo narrativo: son más bien paratextos que lo acompañan, comentan y sirven como eventual puerta de acceso.

El fandom

Lo que el canon no cubre, el fandom lo llena con el trabajo y la creatividad de miles de fans distribuidos a lo largo y a lo ancho de las redes digitales. Veamos algunos formatos ya clásicos:

  • Remix
  • Mashups (Breaking Bad + The Simpsons)
  • Parodia de la serie con actores…
  • … o de un videojuego con muñecos LEGO

La creatividad de los usuarios es ilimitada y nunca deja de sorprendernos. La web nos regala…

  • Dioramas

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  • Graffitis

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  • Y más remix…

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Entre la gran cantidad de gadgets creados por los usuarios o empresas que aprovechan el éxito de la serie para ganar unos dólares, no puedo dejar de mencionar esta extraña sal de baño de color azul llamada Bathing Bad:

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Breaking Bad es un gran ejemplo de excelente storytelling. Quizá el mejor que se ha visto en la televisión de las últimas décadas. A pesar de que el canon sea bastante pobre desde una perspectiva transmedia, son los fans los principales encargados de alimentar el mundo narrativo de Walter White con nuevos textos y llevarlo a conquistar nuevos territorios. Como suelo decir en mis conferencias, si el storytelling es bueno, lo que el productor no sabe, no quiere o no puede hacer, lo harán los usuarios.

Larga vida a Breaking Bad. Una parte del viaje ha terminado pero ahora se inicia otra, aún mucho más imprevisible, a cargo de otros enunciadores. Las narrativas transmedia se sabe dónde comienzan pero nunca dónde terminan.

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