Las tecnologías conversacionales y la crítica de la razón digital.

En los últimos meses aparecieron algunas señales en los campos de maíz. Todos pensamos que eran obra de algún viejo aburrido y las dejamos pasar. Pero ahora ya están aquí. He visto a uno de ellos la semana pasada en New York. Con más precisión en el Manhattan College, durante el congreso anual de la Media Ecology Association. También los estoy leyendo. Son ellos. Los críticos de la razón digital.

Vida digital

Hace 14 años reseñé Life on Screen, el libro de Sherry Turkle (MIT) donde analizaba desde la psicología las primeras experiencias de vida en línea. En este texto, publicado por el Interlink Headline News en 1998 y titulado Sherry Turkle y la crítica a la razón informática, me llamaba la atención la mirada poco crítica de la autora:

«A diferencia de Howard Rheingold, que en Comunidades Virtuales dedicaba por lo menos un capítulo entero a las críticas de la digitalización de la cultura, Sherry Turkle pretende zafar con dos o tres líneas de texto…»

Esto no debería sorprendernos. En los años 1990 los libros que hablaban de lo digital solían tener un tono triunfalista. El clásico Being Digital de Nicholas Negroponte marcó una línea que la revista Wired se encargó de reforzar cada mes. El estilo negropontiano era hegemónico: las tecnologías digitales nos iban a traer mayor democracia, una mejor economía y más libertades. Como sabemos las «nuevas tecnologías» mutaron radicalmente no sólo el ecosistema de medios sino toda la sociedad. No hay ámbito de nuestra vida que no haya sido modificado por las redes digitales, desde el comercio hasta la política, pasando por la educación o la salud. En muchos casos estos cambios fueron positivos pero, como siempre sucede, también trajeron nuevos desequilibrios y prácticas no siempre deseables. Pero de estas cosas, en los años 1990, casi nadie hablaba.

Alone together

Tengo la impresión de que los discursos críticos sobre la vida digital -especialmente desde el boom de las redes sociales- han ido aumentando en los últimos dos o tres años. Desde Italia Raffaele Simone ya nos tiene acostumbrados a los planteos críticos, a partir de su obra La tercera fase. Las formas de saber que estamos perdiendo (2002) -que me encargué de rebatir en mi artículo Desfasados. Las formas de conocimiento que estamos perdiendo, recuperando y ganando (PDF)- y hasta el más reciente Presi nella rete (2012). Ahí donde Simone analiza lo textual y las nuevas prácticas de lectura desde el otro lado del Atlántico Nicholas Carr arremete contra las transformaciones que la red estaría generando en nuestro cerebro hasta volvernos Superficiales.

El caso de Sherry Turkle es paradigmático: de ser una optimista digital -que, como dije en mi reseña del 1995, dedicaba por entonces poco espacio al despliegue de una crítica de los procesos de digitalización- se fue al otro extremo. En Alone Together. Why We Expect More from Technology and Less from Each Other (2012), tal como dice Alejandro Piscitelli, Turkle borró con el codo lo que había escrito casi dos décadas antes sobre las nuevas formas de vida en la pantalla.

Todavía no leí el libro de Turkle pero la escuché hace una semana durante su conferencia en el congreso de la Media Ecology Association en el Manhattan College. Resumo su planteo. Según Turkle el hecho de compartir información en las redes se ha vuelto constitutivo de nuestro «self». En sus propias palabras: «I share, therefore I am». Tenemos miedo de estar solos, de sentirnos desconectados. En este contexto debemos diferenciar la conversación de la conexión. No son lo mismo. Obviamente, si la conversación está cargada de valores positivos, la conexión representa todo lo contrario. La conexión -sobre todo en las redes sociales- nos ofrece relaciones de «amistad» sin las responsabilidades y compromisos de una relación tradicional. De la misma manera, Turkle afirma que hemos perdido la «capacidad de la soledad», una característica vital para nuestra conformación en tanto sujetos.

Si bien hay que escucharla (y leerla) con atención, al final de su conferencia Turkle mencionó un ejemplo que me dejó pensando en la fragilidad de una buena parte de su planteo: de frente al uso desaforado de las redes sociales mientras estamos en compañía de otras personas -cada uno focalizado en su móvil, ignorando lo que pasa a su alrededor- la investigadora del MIT terminó por reivindicar la vieja práctica de mirar la TV en familia, todos reunidos frente a la pantalla. Así es, queridos lectores de este blog: después de cincuenta años el consumo televisivo ha pasado a ser algo bien visto y reivindicado por el mundo académico estadounidense. Nos podrían haber ahorrado tantos libros y artículos sobre «los efectos de la TV en los niños», no?

Para los que quieran escuchar a Sherry Turkle en vivo, les dejo esta TED Conference:

Turkle no está «alone». Por ejemplo Andrew Keen (autor del clásico The Cult of the Amateur) acaba de sacar Digital Vertigo: How Today’s Online Social Revolution Is Dividing, Diminishing, and Disorienting Us, donde también nos alerta sobre los peligros de la vida digital. Ya llegarán otros.

Esto no termina aquí

En un universo discursivo donde se cruzan tecnoutopías, estrategias de marketing y enunciados con pretensiones teóricas un poco de crítica nunca viene mal. Por cada texto crítico con la vida digital tenemos quinientos libros que no cuestionan ningún aspecto de las «nuevas tecnologías». En este contexto, bienvenidos sean los discursos críticos.

Sin embargo, creo que la mayoría de estos discursos no terminan de tomar al toro por sus astas. El de Turkle me parece un discurso retro que añora un pasado de conversaciones face to face que nunca más volverá a ser lo que era. Ahora tenemos tecnologías conversacionales -todavía primitivas, en sus primeras fases de desarrollo, que tienen un largo camino evolutivo por delante- que ponen en discusión las formas precedentes de comunicarnos (y de construcción del «self»). Si alguna vez reclamé la necesidad de una sociología post-Facebook, también necesitamos una psicología post-redes sociales. Pero esta psicología no puede construirse tomando como base las viejas relaciones interpersonales; si seguimos ese recorrido, corremos el riesgo de terminar criticando lo nuevo simplemente por el hecho de ser diferente o no encajar en nuestros patrones tradicionales de conducta y buenos modales.

Desde un punto de vista teórico la reivindicación del consumo televisivo familiar por parte de Turkle es más que interesante. Seguramente la llegada de la radio en los años 1920 o la televisión en los 1950 fue vista como una desagradable irrupción en la tradicional vida familiar donde todos conversaban y ninguno se distraía con esas «cosas»… ¿O no? También la llegada de la prensa de masas y sobre todo las novelas en el siglo XIX generó nuevas prácticas y cambios en las conversaciones (ver mi post Baricco y los bárbaros: entre Homero, Flaubert y Steve Jobs), prácticas que a su vez se vieron modificadas por los medios electrónicos en el siglo XX, los cuales propusieron nuevas formas de intercambio interpersonal hasta la reciente llegada de las redes sociales. Cada tecnología que irrumpe en el ecosistema de medios genera nuevas prácticas. Estas prácticas suelen ser consideradas «invasivas» o «bárbaras» porque desplazan a las viejas, las cuales terminan por ser reivindicadas e idealizadas (tal como hizo Turkle con el hasta ayer defenestrado consumo televisivo). Si no tomamos distancia de este ciclo interpretativo -que parece repetirse ante la llegada de cada «nuevo medio»- no hay posible.

La semana pasada Satoru Iwata, el presidente de Nintendo, presentó la nueva consola Wii U. En su discurso (ver links al final de este post) Iwata mencionó explícitamente el Alone Together de Sherry Turkle: la consola pretende llevar mucho más allá la experiencia de juego de la Wii, colocándola en un nivel superior de intercambio social. A esto me refiero cuando hablo de tecnologías conversacionales. Como dije antes, la evolución de estos dispositivos recién comienza y, nos guste o no, nosotros coevolucionaremos con ellos.

Mientras, seguiremos leyendo a los críticos de la razón digital porque nos hacen pensar y proponen… buenas conversaciones.

Bonus tracks
– Vídeo de presentación de Wii U por Satoru Iwata
Nintendo reveals new Wii U details ahead of E3
Plays Well With Others: Video Game System Transcends Solitude (NYTimes)
– NEW: Entrevista a Sherry Turkle
– NEW: Otro libro que critica la vida digital: “El desengaño de Internet” (Destino) de Morozov http://bit.ly/KvtrWj

16 Comments

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  1. Otro libro que critica la vida digital: «El desengaño de Internet» (Destino) de Morozov http://bit.ly/KvtrWj

  2. Me sigue interesando la pregunta: cómo resolvemos/cómo resuelvo/cómo se resuelve, el síndrome de abstinencia de las tecnologías; sean éstas las tecnologías comunicacionales para afuera/adentro, (teléfonos con todos los chiches), el auto/el ascensor/el microondas, cuando no arranca en el momento que lo necesitamos.etc.
    vale la pena intentar mirarnos/mirarlos/mirarme, creo firmemente que allí se abren nuevos interrogantes, nuevas aproximaciones, nuevas riquezas conceptuales.

  3. Me encantó el post. De los que reseñás he leído sólo a Negroponte, y algún paper donde se citan a algunos de críticos de ese primer sueño tecnológico, hoy ya superado por suerte.
    Esta idea del self líquido, en mutación, me parece muy interesante. Me pregunto cuánto tiene de contacto -o cuánto podría tener, mejor dicho- con la fluidez propia del paradigma de la complejidad.
    Aunque las tecnologías nos habilitan y nos habitan al mismo tiempo, hay un latir humano, una forma de ser humanidad, por la que vale la pena apostar y que está a la par del desarrollo de las tecnologías conversacionales. Ese entrenamiento, en mi opinión, no tiene que ir al ritmo alocado de las tecnologías, sino ser superador en cuanto a la idea del sujeto como algo cosificado, estanco.
    Creo que por ahí también podrían empezar a contestarse algunas de las preguntas que hace Amanda. Porque de este contexto de innovación tecnológica digital, no se vuelve.

  4. Cuando comencé a sumergirme en los mundos digitales, mi primer ídolo fue Howard Rheingold, y luego, me fascinó absolutamente Sherry Turkle, la admiré, logré entrevistarla por mail, profundicé en sus conceptos de construcción del yo en el munod digital. Aluciné.
    Claro, cuando uno idealiza, grande es la caída. Y eso fue lo que me pasó cuando hace unas semanas vi la conferencia TED. ¿Qué le pasa a Sherry?
    Por suerte, hay mucha riqueza dando vueltas, y mucha conversación digital que nos alimenta y nos da placer.

  5. En el libro de Turkle se habla mucho de los juegos en línea y de la construcción de la comunidad virtual. Su entusiasmo me contagio cuando escribí una tesis de posgrado sobre la constitución de las comunidades epistémicas (como las concibe t. Kuhn) en línea y la transformación de la práctica de las ciencias. Las recientes críticas de Turkle a su visión previa del futuro digital no me parece que cuestionen lo fundamental: tenemos hoy los medios para construir conocimiento de manera colectiva, asíncrona, remota. Que las tecnologías digitales nos aislen o nos suman en la sensación artificial de pertenencia es cuestionable. Lo mismo se dijo en su momento de la lectura, del uso de la TV, del walkman y sus indispensables audífonos. Toda técnica causa sospecha porque sólo atisbamos en la parte fenoménica de su relación con la existencia humana. La mirada fija del chico frente al monitor sólo es la parte externa de fenómenos humanos muy complejos, pensamientos, imágenes, proyeccción de miedo y deseo, y un largo etcétera.
    Creo que la insoportable levedad del ser digital merece una reflexión más profunda y este post de Scolari es una piedra clave para iniciarla.

  6. Gracias por todos los comentarios! Por un lado creo que el cambio de perspectiva de Sherry Turkle tiene que ver con su historia personal; durante su conferencia en NYC mencionó en varias ocasiones a sus hijas, inclusive mostro fotos de ellas y sus amigas con los dispositivos móviles en las manos… Algún colega argentino diría: «le agarró el viejazo!»… No sería tan radical, pero creo que algo por el estilo puede estar detrás de su cambio. En los años 1990 Umberto Eco fue un pionero en la experiementación con los CDRom (ver el proyecto «Encyclomedia») y hoy es el gran defensor del libro de papel.

    Me parece que gran parte de la crítica a las redes sociales / tecnologías móviles proviene de los cambios en los «modales». Lo escribí en el post pero no lo expliqué a fondo: en una época era (es?) considerado «mala educación» leer en la mesa; hoy muchos definienden al agonizante diario impreso porque «es una sensación especial leer el diario tomando un café»… Estas tecnologías afectan nuestra gestualidad y normas sociales, y violan modales de conducta aceptados por la sociedad. Consultar el dispositivo móvil es considerado algo despreciable como gritar en una biblioteca o revolverse la nariz con el índice: malos modales! No creo que el uso de las redes sociales / dispositivos móviles no tarde en ser aceptado socialmente a medida que las nuevas generaciones crezcan y sus «barbaridades» (como diría Baricco) se conviertan en la cultura aceptada.

  7. me interesa el tema de lo «conversacional», en el sentido de posibilidades y limitaciones, a propósito de ciertos consumos cotidianos de chat desde las tecnología disponibles en los celulares/móviles,,, ciertas destrezas, u arte de la síntesis con un uso de la sintaxis, que propone nuevos códigos, propios de la vida online,,, muy interesante su blog. se agradece.

  8. Gracias por el comentario. Me parece muy útil la metáfora conversacional; en mi libro HIPERMEDIACIONES la aplico al estudio de las conversaciones teóricas sobre la comunicación. Por otra parte, una gran parte de las tecnologías que nos rodean extienden -en el sentido mcluhaniano- las conversaciones. Vale la pena explorar esta metáfora.

  9. Excelente. Me deja con muchas reflexiones alrededor de nuevos procesos alrededor de ideas de estar frente a alguna especie de Sinapsis Digital cíclica y continua. Aun las «realidades posibles» alrededor de lo conversacional-relacional- y sobre todo «influencial», son apenas fenómenos puntuales. Y para bien, o para mal, definitivamente impulsados por los Fabricantes y Marketers Tech, mas que desde los nuevos «Prosumers digitales». Pienso que toma relevancia ir también a fondo en la propuesta de Prenski sobre una «Sabiduría Digital», pero con la perspectiva de David White y su «Espectro de Visitantes y Residentes Digitales». Gracias por este enriquecedor articulo.

  10. Un texto que intenta superar las visiones maniqueas: «Why Google Isn’t Making Us Stupid…or Smart» http://www.iasc-culture.org/THR/THR_article_2012_Spring_Wellmon.php

  11. Conversacional – relacional o mera conexión para compartir información. Aún nos falta desarrollar más profundamente los efectos sociales de la falta de conectividad o su imperfección. En muchos países la brecha se agranda no bien se sale de las zonas urbanas y aún dentro de éstas.

  12. Lo de Turkle no es en verdad un cambio de giro. Lo sería ciertamente si sus planteamientos iniciales no sólo se basaran en una mera descripción de acciones interpretadas desde su self (como le gusta decir a los psicólogos) que presiona la realidad para que arroje lo que uno quiere ver. Siguiendo esta lógica su actual postura o aparente borrada con el codo, es sólo una consecuencia de esa debilidad tan común en la pseudo ciencia de nuestros días y que ha caracterizado tanto al estudio de la comunicación (si es que éste alguna vez ha sido objeto de estudio realmente).

  13. En cierta forma una actitud más «realista» sobre el papel de las redes en la sociedad va a la par del proceso de maduración de su interpretación como medio para la construcción de discursos compartidos. De acuerdo con ciertas perspectivas, el surgimiento de nuevas tecnologías trae un proceso de euforia, luego de recesión, y después de re-conocimiento y de aceptación. Los estudios sobre la comunicación digital ha venido transitando más o menos ese camino en la medida en que existen más evidencias de que su impacto en la sociedad no es lineal – determinista sino que se integra en la complejidad histórica de lo social. En ese sentido, lo digital tiene sentido como forma de mediación entre las «conversaciones», las cuales también ajusta a sus límites funcionales.

  14. En cierta forma una actitud más «realista» sobre el papel de las redes en la sociedad va a la par del proceso de maduración de su interpretación como medio para la construcción de discursos compartidos. De acuerdo con ciertas perspectivas, el surgimiento de nuevas tecnologías trae un proceso de euforia, luego de recesión, y después de re-conocimiento y de aceptación. Los estudios sobre la comunicación digital ha venido transitando más o menos ese camino en la medida en que existen más evidencias de que su impacto en la sociedad no es lineal – determinista sino que se integra en la complejidad histórica de lo social. De ese modo, lo digital tiene sentido como forma de mediación entre las «conversaciones», las cuales también ajusta a sus límites funcionales.

  15. «Si bien hay que escucharla (y leerla) con atención, al final de su conferencia Turkle mencionó un ejemplo que me dejó pensando en la fragilidad de una buena parte de su planteo»
    Sincerely: por qué hay que escucharla y leerla? …Hay mejores ideas y reflexiones
    sobre el efecto de los nuevos medios, incluso las de aquellos que no publican, pero piensan.

    • Gracias por el comentario! Hay que escucharla y leerla porque tiene más de 35 años de experiencia en el estudio de las comunidades online. Además, me encanta escucharla y leerla porque dice cosas con la que no estoy de acuerdo. Si solo escuchamos y leemos a las personas que dicen lo que queremos escuchar y leer, no saldremos nunca de nuestras cómodas burbujas. Saludos!

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