McLuhan y sus fantasmas (o contra la futurología).

Entre el 23 y 25 de mayo se realizó en Barcelona la conferencia McLuhan Galaxy 2011 «Understanding Media, Today». La idea de organizar este evento nació en el 2009, durante mi estadía de investigación en Toronto. En el 2010 juntamos esfuerzos con Derrick de Kerckhove, Matteo Ciastellardi y Cristina Miranda -quienes desarrollan una línea de investigación en el IN3 de la Universitat Oberta de Catalunya- y trabajamos duramente, contra viento, marea y crisis, para sacar adelante una conferencia de nivel internacional donde participaron más de un centenar de investigadores.

La lista de conferenciantes y panelistas que conseguimos convocar fue increíble, desde Manuel Castells hasta Derrick de Kerckhove (ambos en la foto de este post) pasando por Robert K. Logan, Bruce W. Powe, Ursula Heise, Javier Díaz Noci, Janine Marchessault,  Alejandro Piscitelli, Charo Lacalle, Toni Roig, Elisenda Ardévol, Stephen Kovats y muchos otros invitados (ver lista completa de conferenciantes y panelistas). El CCCBLab se sumó al proyecto y generó un programa complementario donde se destacó la conferencia de Paul Levinson y dos mesas redondas, una dedicada a McLuhan y la otra a la producción artística (siempre en clave mcluhaniana) (ver la entrevista a Levinson).

Entre la semiótica, la ecología de los medios y la universidad

Mi aporte a McLuhan Galaxy, además del paper que escribimos a 6 manos (milagros de Google Doc…) con Hugo Pardo Kuklinski y Cristóbal Cobo sobre la crisis de la universidad, fue una conferencia dedicada a las relaciones entre McLuhan y la semiótica en el contexto de una teoría de las hipermediaciones. El tema no es nuevo -otros investigadores como Marcel Danesi ya lo han afrontado- y presenta grandes desafíos: ¿Existe algún diálogo posible entre una disciplina que estudia los textos (o sea, los mensajes) y otra que sostiene que «el medio es el mensaje»? A primera vista ambos campos son incompatibles. Y sin embargo…

Creo que es posible crear un campo común para confrontar e hibridar ambos campos teóricos. Tanto la Media Ecology -la teoría que recoge la herencia de McLuhan y otros investigadores como Neil Postman, Harold Innis o Walter Ong– como la Semiótica tienen objetos de estudio comunes -los medios, los dispositivos de comunicación, las tecnologías- y comparten ciertas preguntas. Desde mi perspectiva el diálogo es posible si nos focalizamos en el concepto de «interfaz», una categoría muy investigada por los investigadores de la Human-Computer Interaction pero apenas explorada por los comunicólogos.

Volviendo al congreso, creo que hay que destacar dos elementos: por un lado la concentración de investigadores reconocidos mundialmente, algunos de los cuales -como Logan, de Kerckhove, Powe o Levinson- tuvieron contacto directo con Marshall McLuhan. Esto nos permitió ir más allá de la clásica hermenéutica de sus textos y acercarnos al McLuhan de carne y hueso. La conferencia de Manuel Castells fue la cereza de una apetitosa torta: poder escucharlo en vivo por primera vez ha sido un placer y una experiencia muy enriquecedora.

Por otro lado McLuhan Galaxy reunió a unos 150 investigadores de 22 países (si, veintidós!). El clima de intercambio que se vivió durante los tres días fue muy fuerte. Hemos tenido excelentes conversaciones sobre comunicación móvil, redes sociales, cuestiones educativas y ecología de los medios. Durante los tres días que duró el congreso el hashtag #mcluhanBCN11 echaba humo y los debates saltaban de las sesiones al ciberespacio.

Contra McLuhan-Nostradamus

Un par de reflexiones teóricas antes de terminar. Creo que durante mucho tiempo nos hemos dedicado a encontrar predicciones e ideas futuristas en los textos de McLuhan (yo mismo he participado en ese juego). Durante la conferencia McLuhan Galaxy unos cuantos conferenciantes se esforzaron en destacar la genialidad anticipadora de Marshall McLuhan. Y sin embargo… me parece que se está exagerando. McLuhan fue un intelectual efervescente, un pensador creativo que supo analizar de manera oblicua su época (digamos desde 1950 hasta su muerte en 1980), un período marcado a fuego por la aparición y difusión del medio televisivo.

Al apuntar demasiado los reflectores sobre el McLuhan-futurólogo a veces se termina eclipsando su mirada: leemos sus obras buscando anticipaciones y no hacemos un esfuerzo por reconstruir esa mirada oblicua, creativa y efervescente. ¿Qué es más útil? ¿Descubrir que McLuhan predijo alguna tecnología o práctica contemporánea? ¿O poder reconstruir su “método” y utilizarlo para interpretar los cambios que está sufriendo la mediasfera? Estas lecturas en clave McLuhan-Nostradamus no me terminan de convencer… Buen tema para discutir en una futura McLuhan Galaxy! Porque si de algo no dudo es que seguiremos hablando sobre McLuhan.

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