Memorias de la comunicación: conversaciones sobre teoría, medios e investigación en América Latina (I).

¡Comunicación es una calle ancha y abierta
que amo transitar. Se cruza con compromiso
y hace esquina con comunidad!
Mario Kaplún, Chasqui, 64, 1998.

kaplun_libro
El proyecto Kaplún

Desde hace un par de años Jerónimo Repoll, profesor de comunicación en la UAM Xochimilco y editor, me venía hablando del Proyecto Kaplún. ¿De qué se trataba esta iniciativa? En el micrositio creado dentro de la web de la editorial Tintable lo explican en detalle:

Tras 13 años extraviadas y a 25 años de su realización, nos dimos a la tarea de recuperar el archivo sonoro que contiene siete entrevistas realizadas por Mario Kaplún a los padres fundadores del campo de la comunicación en América Latina: Luis Ramiro Beltrán (boliviano), Antonio Pasquali (venezolano), Héctor Schmucler (argentino), Jose Marques de Melo (brasileño), Rafael Roncaglilo (peruano), Eleazar Díaz Rangel (venezolano) y Fátima Fernández (mexicana).

Mario Kaplún (1923-1998) es considerado uno de los padres de la comunicología latinoamericana. Este argentino-uruguayo fue quizá la figura que mejor integró dentro de la práctica de la comunicación los principios dialógicos que Paulo Freire elaboraba a partir de los años 1950 y que, en la década siguiente, le garantizaron al brasileño una merecida fama mundial. Durante muchos años cualquier conversación sobre educación y comunicación, en Latinoamérica, conducía a Mario Kaplún, un comunicador que, como sostiene su hijo Gabriel, «construyó teoría desde la práctica y en la práctica».

El libro editado por Tintable tiene una gran relevancia para cualquier investigador interesado en los estudios de comunicación al Sur del Río Grande (o del futuro muro de Donald Trump). El libro complementa las entrevistas con una introducción del proyecto a cargo de Beatriz Solís Leree y Jerónimo Repoll, un artículo de Gabriel Kaplún dedicado a la obra de su padre y una lectura transversal desde la mirada estratégica de Raúl Fuentes Navarro. La web, por su parte,  incluye una serie de archivos de audio originales y entrevistas a investigadores de la comunicación, desde Guillermo Orozco Gómez hasta Delia Crovi Druetta, entre otros.

El contexto

Contextualicemos. Las entrevistas de Kaplún se realizaron en el 1991, cuando una nueva forma de entender la comunicación y la cultura generada a partir de los trabajos de Jesús Martín Barbero, Néstor García Canclini, Renato Ortíz, Aníbal Ford, Jorge Rivera, Oscar Landi oJorge Romano comenzaba a consolidarse en América Latina. Por entonces libros como De los medios a las mediaciones (J. Martín Barbero, 1987) o Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad (N. García Canclini, 1990) marcaban el terreno de juego y alejaban a los jugadores de los viejos volúmenes cargados de denuncia y, a menudo, de apocalipticismo, que habían caracterizado a la producción de los años 1970.

ariel-dorfman-armand-mattelart-para-leer-al-pato-donald_

Una buena parte de los investigadores y estudiantes de comunicación comenzaban a abandonar las lecturas conspiracionistas/antiimperialistas (donde reinaba soberano Para leer el Pato Donald de Dorfman y Mattelart)  y se internaban en un mundo donde la comunicación y la cultura se presentaban como un territorio mestizo (García Canclini popularizaba por entonces el concepto de lo «híbrido»), cruzado por reapropiaciones simbólicas y procesos hegemónicos y contrahegémonicos (Martín Barbero hacía lo mismo con sus «mediaciones»).

Respecto al clima político, a principios de los años 1990 el muro de Berlín ya era una montaña de ladrillos grafiteados que se exponía en los museos, los viejos sueños revolucionarios latinoamericanos habían pasado a mejor vida, el neoliberalismo comenzaba a infiltrarse en los palacios de gobierno y las jóvenes democracias del Cono Sur -que tanta pasión habían convocado- comenzaban a mostrar sus limitaciones. Las iniciativas de estatización de los medios de los años 1970 o el debate sobre el Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación (NOMIC) eran un recuerdo del pasado.

Este es el contexto teórico-político donde Mario Kaplún decidió entrevistar a los padres fundadores.

Las entrevistas

Las entrevistas de Kaplún son muy ricas, muestran los carriles por donde circulaban las conversaciones de los estudiosos de la comunicación en ese momento y nos pintan un interesante panorama teórico de transición. Quisiera detenerme precisamente en este desplazamiento teórico desde los viejos modelos crítico-reproductivistas a las nuevas lógicas culturales que marcaban a los estudios de comunicación. Kaplún tenía una posición muy clara -que lo llevó a debatir con J. Martín Barbero y otros colegas- respecto a la emergencia de un nuevo paradigma culturalista en América Latina. En casi todas las conversaciones Kaplún trata de sacar el tema con sus entrevistados. Al venezolano Eleazar Díaz Rangel le dice:

– Por otro lado, Eleazar, nuevas corrientes de investigación minimizan, relativizan mucho el poder de los medios de información sobre las opiniones, actitudes y opciones de los receptores, porque sostienen que el receptor es mucho más libre y  más independiente, más autónomo frente a las fuentes de información y que las recodifican, las reinterpretan desde su propia cultura, y que entonces haber presentado a los medios como tan influyentes en la opinión es también una exageración y hasta una deformación de la realidad… (pag. 83).

Eleazar Díaz Rangel se escabulle:

– Honestamente, no conozco esos nuevos planteamientos producto de (la) investigación.

En la entrevista a Fátima Fernández Christieb Kaplún vuelve a la carga y se lamenta por el abandono de las visiones que subordinaban las audiencias al poder de los medios:

– En el caso de los medios de comunicación, este nuevo paradigma (emisor-receptor-poder) insiste en la capacidad del receptor de apropiarse de los mensajes, de hacer una lectura propia, de apoderarse de los mensajes. Esto dejaría sin sentido aquella visión de la corriente crítica que veía una relación de subordinación (pág. 104).

Una página más Kaplún adelante le pregunta:

– ¿Qué alcance le darías tú a esa categoría que ahora se maneja tanto en los medios de comunicación, la apropiación, qué entenderías tú, si te animas a decirlo, por apropiación de los mensajes?

Fátima Fernández Christieb sí que se anima a decirlo

– (…) No creo que haya gente tan condicionada a lo que ocurre, lo que viene en el aparato, porque hay demasiadas evidencias de que sabe que éste es algo externo a su propia vida; por mucha identificación que pueda haber en una telenovela, por muchas lágrimas que pueda soltar una señora delante de la telenovela, sabe que la vida está en otro lado (pág. 106).

Como se puede intuir, el nuevo paradigma de la comunicación y la cultura ya estaba instalado en la mirada y el discurso de una buena parte de los investigadores latinoamericanos.

kaplun

Mario Kaplún (Jaime Clara)

A estas alturas, debo confesarlo, las intervenciones de Mario Kaplún me resultan mucho más interesantes que las respuestas de sus entrevistados sobre la crisis del NOMIC o las limitaciones de los procesos de estatización. Es ahí, en la búsqueda del supuesto repliegue teórico-ideológico, donde mejor se visualiza el gran debate latinoamericano sobre la comunicación. En la parte final de la entrevista con José Marques de Melo, el gran referente  de los estudios de comunicación en Brasil, Kaplún insiste una vez más en la crítica de la crítica:

– Para terminar, creo que de toda la conversación que hemos tenido, ha salido la línea de ruptura con la corriente crítica pero creo, y me gustaría que tú me lo confirmaras, o no, creo que esa línea también tiene elementos de continuidad, no es exclusivamente ruptura. Entonces, aquella investigación de la corriente crítica, los elementos poder e ideología, que eran centrales, tendrías que renegar totalmente o qué podrías rescatar (pág. 129).

La jugada de Kaplún es interesante: ya que no puede encontrar en Marques de Melo una crítica a los planteos culturalistas, trata al menos de defender cierta continuidad con el pasado y mantener viva esa tradición. Marques de Melo es claro al respecto:

– No creo que haya que renegar, sino matizar, hay que combinar, hay que a regar las diferentes vertientes. Nosotros tuvimos una primera tradición funcional(ista) y, durante los ochentas, tuvimos la hegemonía de la investigación, digamos, llamada crítica, la investigación-denuncia, la investigación-acción, que muchas veces ha sido más acción  y más denuncia que investigación. Entonces, esto es fundamental, hay que rescatar la investigación. Una cosa es el trabajo de la militancia partidaria y religiosa, otra cosa es la actividad intelectual. Creo que las dos cosas se pueden combinar, pero manteniendo el equilibrio en una investigación ideológicamente neutral, porque no existe.  Las personas van a hacer sus investigaciones a partir de sus propios valores, de aquellos que consideran deben ser predominantes en la sociedad. Pero hay que ser investigador, no hay que querer apresurar la marcha de la historia (…) El problema de la corriente crítica no es que es crítica, es que ha sido exclusivamente denunciadora  (p. 129).

Esta respuesta de corte cientificista también aparece en la entrevista a Luis Ramiro Beltrán cuando, una vez más, Kaplún le pregunta qué opina sobre esa crítica a los críticos. El gran periodista e investigador boliviano reivindica a Jesús Martín Barbero y la reformulación de los viejos paradigmas:

– Jesús está señalando, principalmente, que los críticos de la época del momento inicial le damos muy duro a la televisión, acusada de una serie de calamidades y de una influencia muy terrible en las personas. Ellos no están viendo que la persona filtra y puede defenderse (pág. 58).

Luis Ramiro Beltrán propone integrar ambas posiciones, digamos la «denunciante» y la «cultural», en un contexto científico:

– La ciencia es un juego de acumulaciones, de negaciones y afirmaciones, preguntas y reformulaciones continuas (…) Yo creo que si los científicos, los denunciantes de la primera hora se equivocaron en su enfoque, creo que es lícito, primero que lo admitan, y segundo que si lo reconsideran traten de enmendarse, y si no lo aceptan que traten de contrarrestar  (…)  Hay que amalgamar estas acumulaciones sucesivas y ojalá conduzcan a una teoría general de la comunicación democrática, que sea más fértil, más útil, pero, al mismo tiempo, más pragmática, menos resolutoria  (pág. 58).

antonio-pasquali-de-la-filosofia-a-la-comunicacion-y-viceversa-por-marcelino-bisbal-640

Antonio Pasquali (Prodavinci)

La entrevista a Antonio Pasquali no tiene desperdicio. El gran especialista en la escuela de Frankfurt y el existencialismo, ante la pregunta de Kaplún, se posiciona a favor de los críticos de la escuela alemana:

– MK: (Los críticos de Frankfurt) dicen que no es la alta cultura vulgarizada la que maneja la cultura de masas, sino que la cultura de masas se alimenta, se nutre básicamente de las culturas populares, y que por eso logra su comunicación con las masas.

– AP:  Bueno, no quiero criticar a los críticos de Frankfurt, a mi me parece un proceso muy saludable y creo que yo mismo hago ese ejercicio y además, !santo cielo!, yo no puedo sino favorecer el avance de la ciencia, es decir, el no quedarse fosilizados en unos amores por la escuela de Frankfurt o por el existencialismo, porque la vida continúa (pág. 140) (…)

Más adelante Antonio Pasquali se confiesa a Kaplún:

– Soy un defensor de la telenovela.

Hasta aquí las entrevistas. Es obvio que, de un volumen de más de 240 páginas, he transcripto solo uno de los posibles recorridos transversales de lectura. Otro lector podría hilvanar las opiniones sobre el fracaso del NOMIC o la influencia de las teorías estadounidenses en la región. Como ya dije, me interesaron mucho estos cruces epistemológicos entre lo viejo que no acababa de morir y lo nuevo que no terminaba de nacer.

Un dato: Kaplún nunca nombra a Martín Barbero durante las entrevistas (*). Jesús Martín Barbero es el gran fantasma que recorre las entrevistas de Mario Kaplún. El entrevistador habla de los «culturalistas», los «innovadores», «los autores latinoamericanos de la nueva corriente», los «impugnadores», pero nunca lo llama por su nombre y apellido. Es una lástima que Mario Kaplún no haya entrevistado a Jesús Martín Barbero. Ese hubiera sido el gran debate, el combate de fondo entre dos visiones de la comunicación muy arraigadas en América Latina. No descartemos que algún día, en una vieja caja de zapatos, aparezca una cinta perdida…

Pero no desesperen. En 1989 participé en el XII Congreso Intercom en Florianópolis (Brasil) dedicado a las Indústrias Culturais e os Desafios da Integração Latino-americana. Ese fue mi primer congreso académico fuera de la Argentina, una experiencia fascinante donde pude conocer a la plana mayor de la investigación latinoamericana de la comunicación. Volví a Rosario con un par de discos (CazuzaUltraje a Rigor) y un cassette con una entrevista a Jesús Martín Barbero donde me contaba los nuevos desafíos de la comunicación para los años noventa, su visión del rol del Estado y la emergencia de nuevas prácticas culturales en el mercado. Del disco de Cazuza me quedó para siempre grabada una canción:

Eu vejo o futuro repetir o passado
Eu vejo um museu de grandes novidades
O tempo não pára
Não pára, não, não pára

Sigue, claro que sí, en la segunda parte.

Notas

(*) Me corrijo: lo nombra una vez. Si el ojo no me falla Mario Kaplún sólo nombra a Jesús Martín Barbero en la entrevista a Luis Ramiro Beltrán (pág. 57). Obviamente, en otros textos, alguno de ellos mencionados por Gabriel Kaplún en el artículo que antecede a las entrevistas, este riquísimo debate teórico se hizo con nombres y apellidos.

Deja un comentario