Formatos breves, microrrelatos y otros nanosaurios.

El tema de los formatos breves me persigue desde hace unos años (o, mejor, yo los voy persiguiendo en diferentes medios y plataformas). Si tuviera que reconstruir algunos hitos de esa persecución, debería nombrar la inclusión de un par de asignaturas innovadoras cuando diseñamos en la Universitat de Vic los planes de estudio de la carrera de Comunicación Audiovisual en el lejano 2003 (¡qué tiempos aquellos!). En esa ocasión decidimos incluir una asignatura dedicada a la producción de videoclips, otra a los trailers y una a los contenidos para móviles. ¡Eramos vanguardia en España!

Recuerdo que cuando fui a la Librería de Medios en Barcelona a buscar textos académicos sobre los videoclips, una de las pocas obras disponibles era el Lenguaje del videoclip de Ana María Sedeño Valdellós. Parece mentira, pero una forma de comunicación tan potente como el videoclip apenas ha sido investigada (y eso que tiene 30 años de historia). Con los trailers sucede algo similar. Salvo los spots publicitarios, los formatos breves audiovisuales todavía están en la lista de espera de la investigación científica.

Una historia personal
Siguiendo con este recorrido personal, en el 2003 organizamos una mesa redonda con la presencia de músicos (Quimi Portet), productores de videoclip (mis amigas de Ritaclip), un Roger Roca del programa Sputnik  y un reconocido investigador (Gianni Sibilla de la Università Cattolica di Milano). Este evento académico terminó embebido de gin tonics en La Nit del Videoclip, una movida que armamos en un local del centro histórico de Vic con proyecciones de clips musicales.

Otro momento de esta historia personal de amor con los formatos breves viene cuando, en un viaje a México DF, compré El dinosaurio anotado de Lauro Zavala, una hermosa recopilación de análisis y variaciones sobre el mítico microrrelato El Dinosaurio de Augusto Monterroso («Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí»). Detrás de estos minirrelatos hay mucha teoría e investigación. Tuve la fortuna de conocer y charlar con Lauro Zavala durante el X Congreso Mundial de Semiótica en A Coruña, y me enteré también de su pasión por el cine y relato audiovisual. En España ya tenemos editoriales como Páginas de Espuma que se dedican exclusivamente al cuento y al relato breve (por ejemplo la recopilación de Clara Obligado titulada Por favor, sea breve).

Videoclips, trailers, dinosaurios… y Twitter. No se puede dudar que Twitter lleva a su máxima expresión el relato corto, inmediato y de difusión global. Algunas reflexiones que hice sobre Twitter, irónicamente, tuvieron gran repercusión en… Twitter. De un post titulado «Twitter and Shouts» un atento internauta extrajo mi frase «No escribo tanto para que me lean, sino para que me vean«, la cual terminó reproducida viralmente por el ciberespacio.

Los formatos breves han encontrado en los dispositivos móviles un aliado importante. Podría decirse que finalmente un software ha encontrado su hardware. Me ha llamado mucho la atención la aparición de nanohistorietas (ver mis posts en Digitalismo sobre este tema – primera y segunda parte) y formas mixtas que combinan cómic, dibujo animado y videojuego. Por otra parte, los mobisodes son un componente fundamental de las narrativas transmediáticas. Podría decirse, para terminar este recorrido personal, que el formato breve está entrando en una nueva dimensión donde la economía de las palabras se convierte en un nanorrelato audiovisual que se consume en una micropantalla.

Investigando los formatos breves
Como ya dije, los microrrelatos de ficción cuentan con un interesante corpus teórico detrás. Los filólogos, narratólogos y expertos en literatura no se han quedado con los brazos cruzados. Sobre «El dinosaurio» de Monterroso se han escrito toneladas de páginas, por no hablar de la centenaria reflexión sobre el cuento. En cambio, los formatos breves audiovisuales no han gozado de la misma importancia en los círculos académicos. Hoy por hoy contamos con un puñado de libros, artículos y tesis sobre los videoclips, casi nada sobre los trailers y una inexistente producción científica sobre los mobisodes. De Twitter todos hablan pero pocos lo estudian con rigurosidad.

De mi biblioteca rescato Il Videoclip del italiano Paolo Peverini y Trailer, spot, clip, siti, banner de Isabella Pezzini (ed.), dos excelentes textos donde se analizan desde una perspectiva semiótica los microtextos que nos interesan. Creo que esta línea de trabajo -el estudio desde los dispositivos de producción de sentido e interpretación- debería ser expandida y profundizada con más análisis de las producciones. Youtube es una cantera inagotable de microaudiovisuales en espera de ser investigados, diseccionados y clasificados. Obviamente, el estudio de los microformatos no termina con la semiótica: desde la sociología de la comunicación hasta la ecología de los medios tienen mucho para decir al respecto.

Obviamente, para desarrollar este recorrido los filólogos, narratólogos y expertos en literatura deberían dejar de lado algunos prejuicios que detecté durante una sesión del X Congreso Mundial de Semiótica.

Formatos breves e hipermediaciones
Cuando hablamos de “hipermediaciones” no estamos simplemente haciendo referencia a una mayor cantidad de medios y sujetos sino a la trama de reenvíos, hibridaciones y contaminaciones que la tecnología digital, al reducir todas las textualidades a una masa de bits, permite articular dentro del ecosistema mediático. Las hipermediaciones, en otras palabras, nos llevan a indagar en la emergencia de nuevas configuraciones que van más allá –por encima- de los medios tradicionales.

¿Qué tiene todo esto que ver con los formatos breves? Por un lado, debemos aclarar que los formatos breves no son un subproducto de la comunicación digital interactiva sino que existen desde siempre en la cultura humana. Al igual que las narrativas transmediáticas, los formatos breves tienen unos cuantos años: el librito de catecismo está a la Biblia como el mobisode está al largometraje. Por otra parte, no podemos dejar de conectar algunos cambios en la mediasfera con la proliferación de relatos breves. Si el nacimiento del cuento en el siglo XIX está vinculado a la expansión de la prensa de masas, los viajes en tren y otras modernidades, en la postmodernidad asistimos a una explosión de medios y a una lucha permanente por captar la atención de los sujetos. Desde los años ’80 se verifica un crecimiento de los formatos breves audiovisuales (MTV fue creada en 1980), una tendencia que la web profundizó en los ’90 y llega a su máxima expresión (por ahora) en los dispositivos móviles de comienzos de siglo. En un contexto donde reina la fragmentación y la rapidez de consumo, lo único que sobrevive es lo breve.

Formatos breves y narrativas transmediáticas
¿Por qué, si no son nuevos, ahora hablamos de ellos? Porque estuvieron invisibles durante muchas décadas. Al igual que el cómic y otros formatos bastardos, las miniproducciones no merecían ser examinadas bajo la mirada científica. Es interesante lo que pasó con el cómic: se lo empezó a tener en cuenta cuando se volvió «novela gráfica», aumentó el número de páginas (respecto a los breves «comic books») y se convirtió en un respetable libro impreso. Casi nadie ha investigado a los X-Men en el mundo académico pero se escriben tesis sobre Watchmen. El gran texto llama la atención de los investigadores, mientras que el formato breve pasa desapercibido. Por cada artículo dedicado al videoclip tenemos bibliotecas enteras que nos hablan de largometrajes y novelas. Sólo unos pocos espabilados se dieron cuenta de este vacío, entre ellos algunos periodistas de la revista Wired, quienes dedicaron en el 2005 una hermosa serie de artículos a la «cultura snack» y su evolución.

Los formatos breves atraviesan todos los discursos, desde el publicitario -el spot televisivo- hasta el periodístico -desde la cápsula informativa para la web hasta las informaciones en nanomedios como Twitter o los SMS-. En la ficción audiovisual los formatos breves se integran a la perfección dentro de las narrativas transmediáticas (ver mi post Narrativas Transmediáticas: breve introducción a un gran tema): debido a su estructura basada en episodios cualquier serie televisiva deja resquicios que pueden ser llenados con breves producciones. Este tipo de producto -que he bautizado como microhistorias intersticiales– es ideal para ser difundido por móviles o la web.

Además de los mobisodes de la serie 24 (Fox) -que investigué en mi artículo Transmedia Storytelling: Implicit Consumers, Narrative Worlds, and Branding in Contemporary Media Production publicado por el International Journal of Communication– entre mis preferidos se encuentran los mobisodes de Lost. Los llevo conmigo en el iPhone y no me canso de mirarlos, como si fueran un breve snack antes de la llegada de la sexta y última temporada de la serie más suculenta de la década.

4 Comments

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  1. Estimado Prof. Scolari,
    Escribo desde Brasil, Universidade de São Paulo.
    Muy interesante tus reflecciones sobre microrelatos. Tengo un alumno en el post-doctorado que esta desarollando este tema. Voy indicarle el blog y papers. Gracias.
    Profa. Dra. Beth Saad
    http://www.imezzo.wordpress.com
    http://www.commais.info
    bethsaad@gmail.com

  2. muy interesante la pàgina.

    Yo comparto la misma aficiòn.

    Te invito a pasar por mi pàgina, creo que te gustara…

  3. ME HAN GUSTADO POR QUE SON INTERESANTES

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