Piscitelli: un inmigrante en la tierra de los nativos digitales.

Finalmente llegó a las librerías el último libro de mi amigo, colega e interlocutor privilegiado Alejandro Piscitelli. Reseñar un libro de este autor no es tarea fácil: como diría Charly García, Piscitelli vive demoliendo hoteles (académicos), saltando puentes (epistemológicos) y dinamitando puestos de observación (la ciencia tradicional y anquilosada). La escritura de Piscitelli -como la de McLuhan- es centrípeta: cada párrafo nos teletransporta a un campo de discusión diferente, con sus autores de referencia y sus conceptos clave. Una reseña de este tipo de textualidad está condenada a evidenciar algunos puntos de fuga y dejar el resto a cargo del lector.

Alejandro Pisciteli siempre ha abierto caminos, ya sea desde su cátedra en la Universidad de Buenos Aires (atención al Proyecto Facebook que está desarrollando con sus alumnos), desde las páginas virtuales del Interlink Headline News o desde su blog Filosofitis. Con este nuevo libro una vez más Piscitelli demarca un territorio, indica quiénes son los mejores interlocutores para comenzar a comprenderlo e introduce un diccionario mínimo para hablarlo. Ya desde el título el texto nos demarca un espacio: Nativos Digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación. Si en La Generación NASDAQ la clave de lectura era económica, y en Internet. La imprenta del siglo XXI se apuntaba a la web 2.0, en Nativos Digitales el discurso sobre todo interpela a los maestros, profesores, pedagogos y estudiantes. En este sentido, la experiencia de Piscitelli al frente del proyecto Educ.ar ha sido fundamental.

Entre todas las líneas que parten de este texto me resultaron particularmente interesantes las del capítulo 1 (dedicado a los nativos digitales y los polialfabetismos, uno de esos conceptos que dicen mucho de los cambios cognitivos que está atravesando el Homo Sapiens). El capítulo 3, dedicado a los videojuegos y la simulación, es una excelente síntesis del parto de una nueva disciplina -la ludología- y las nuevas formas de conocer que se encuentran más allá de la teoría y el empirismo. En el siguiente capítulo (el 4) Piscitelli se mete en un terreno que estoy transitando desde hace un par de años y que nos ha llevado a muchos intercambios en estos últimos meses: las transformaciones de la televisión contemporánea, el nacimiento de narrativas audiovisuales cada vez más complejas y la conformación de lo que he llamado la hipertelevisión. Cada vez que nos encontramos con Alejandro o nos intercambiamos mensajes hablamos más de la televisión (Dr. House, Lost, Sopranos, etc.) que de cuestiones digitales…

La segunda parte del libro (que abarca del capítulo 5 al 8 ) es donde Piscitelli resume y presenta su visión del cruce entre tecnología digital, nuevas generación y educación. Es en estos capítulos donde la experiencia al frente de Educ.ar se transforma en propuesta política: Piscitelli da vuelta como un calcetín las concepciones tradicionales de la docencia -la escuela suele ser impotente a la hora de sintonizar con la nueva generación de alumnos- y propone pasar «de los grandes maestros a los grandes mediadores». La segunda parte del libro debería ser de lectura obligatoria en las instituciones donde se forman los futuros maestros.

La tercera parte del libro (capítulo 9-12) es la más centrípeta del texto: Piscitelli cruza software social, sabiduría de las multitudes, procesos post-productivos, complejidad, diseño y mediaciones para abrir una serie de senderos que lo llevan a delinear una nueva epistemología. Recordemos que Piscitelli es un intelectual que viene de la Filosofía -con mayúscula- y la teoría de los sistemas: su visión de «lo tecnológico» se encuentra a años luz de los vendedores de software o periodistas pseudo-especializados que filosofan -con minúscula- a diario sobre la revolución digital. Como en todos los libros de Piscitelli, podríamos estar semanas desmenuzando el estallido de autores, conceptos, ideas y propuestas que se desprenden de sus páginas.

Además de ser un pensador efervescente, Piscitelli tiene un rol central en el dispositivo académico iberoamericano: él es responsable de introducir obras, autores, conceptos, categorías de análisis, preguntas y planteos  hasta ese momento desconocidos. Pero es mucho más que un simple traductor/lector/importador de libros: su lectura transversal coloca a esas obras y autores en determinadas tradiciones, filtra los conceptos y categorías desde su visión epistemológica y gracias a su estilo expositivo sus preguntas y planteos quedan retumbando en nuestras cabezas mucho después de cerrar el volumen.

En mi caso, entre muchas otras cosas me quedó zumbando un cierto desapego de Piscitelli por la narratología (y la misma idea de «narrativa»). Su insistencia en los modelos no-lineales y complejos lo lleva en algún momento a renegar de las linealidades del modelo narrativo. Respecto al estudio de los videojuegos, no creo que la ludología sea una alternativa a la narratología (ver L’Homo Videoludens); por el contrario, imagino a la ludología como un nuevo campo multidisciplinario obligado a discutir (o sea, a contaminarse) con la tradición narratológica. El mismo Gonzalo Frasca ha superado este conflicto en su excelente texto Ludologists Love Stories Too: Notes From A Debate That Never Took Place. Por el lado televisivo, las producciones actuales se han vuelto sumamente complejas pero no por eso podemos decir que han dejado de ser «narrativas». Como sostenía Aristóteles, todo tiene un comienzo, un desarrollo y un final… y ahí estamos con Piscitelli angustiados esperando la sexta y última temporada de Lost.

Otro tema a seguir conversando es el mismo concepto de «nativos digitales». En mayor o menor medida coincido con todos los investigadores que sostienen la existencia de cambios cognitivos en las nuevas generaciones. McLuhan decía que nosotros creamos los medios, pero después «ellos nos modelan». Evidentemente, estamos ante una nueva generación formada en otras experiencias mediáticas y perceptivas. La cognición de un chico crecido entre pantallas interactivas y narrativas transmediáticas es diferente a la de un niño formado sólo por la televisión o los libros. La institución que más sufre este cambio es la escuela, un entorno que funciona a destiempo, que recién ahora está terminando de aceptar la televisión -después de rechazarla durante décadas- y que se ve impotente para «contener» a la nueva generación.

Creo que en este tema estamos todos más o menos de acuerdo. Sin embargo… les cuento una anécdota. Hace tres semanas hice un breve sondeo entre mis estudiantes de primer curso (entre 19-21 años aproximandamente). Les pregunté quién «estaba» en Facebook: todas las manos levantadas. Facebook, queda confirmado, es el sistema operativo de sus vida. Allí establecen relaciones, se comunican, organizan sus salidas y cuelgan su álbum de fotos. Segunda pregunta: ¿Quién usa Twitter? Nadie sabía de qué estaba hablando…

Otra digresión. La investigadora Elizabeth Jane Evans publicó el año pasado en Media Culture Society un artículo muy interesante titulado Character, audience agency and transmedia drama. En ese texto Evans sostiene -después de realizar un estudio empírico- que no todos los consumidores son transmediáticos. Si bien muchas productoras están expandiendo sus historias por diferentes medios y plataformas, sólo una minoría de receptores hace un consumo profundo de ellas. La mayoría fluctúa entre varios medios pero no llega a consumirlos todos. En breve: los «nativos digitales» existen pero no podemos caer en la trampa de mitificar un perfil generacional. O sea, hay «nativos» y «nativos»… Lo digital marca una zona de frontera, pero si nos adentramos en su territorio existen otras subculturas y espacios que debemos terminar de mapear. Lo digital no genera un único «habitus» (Bourdieu): también el uso diferenciado de estas tecnologías crea identidades (Canclini).

El libro de Piscitelli es una excelente puerta de entrada y, al mismo tiempo, una utilísima guía de viajes para internarnos en este mundo. Como siempre digo, la calidad de un libro está en la cantidad de discusiones que llega a generar. En este sentido, no dudo que Nativos Digitales será una máquina de generar conversaciones. Por otro lado -y con esto termino- es el primer libro (impreso) que cita a Hipermediaciones en su bibliografía, lo cual nos alegra y alimenta las ganas de seguir deshojando la margarita digital con tan buenos interlocutores.

Algunas reseñas:

Deja un comentario