Regreso al Ministerio del Tiempo (II).

La imagen de portada fue realizada por USER T38.

Mañana lunes 13 de abril de 2015 terminará la primera temporada de El Ministerio del Tiempo, la serie de televisión española que en solo 8 semanas logró generar un movimiento de fans y una avalancha participativa pocas veces vista en la industria de medios de este país. Después de analizar las posibles expansiones transmedia que este universo narrativo podría generar (ver el primer post) , en esta segunda intervención me gustaría mapear el territorio de los contenidos generados por los usuarios. Como todos saben, las narrativas transmedia no se acaban en el canon oficial de obras e incluyen todas las producciones textuales a cargo de los fans. O sea, en este post nos ocuparemos de los «ministéricos«…

Redes sociales

Además de la página oficial en Facebook y otras redes sociales – mientras escribo este post el Twitter oficial del Ministerio del Tiempo (@MdT_TVE) ya superó los 30.000 followers – los fans de El Ministerio del Tiempo no tardaron en crear sus propios espacios de expresión, por ejemplo la página del grupo Funcionarios del Ministerio con casi 1.500 miembros. En estos espacios se discuten los episodios, se organizan quedadas en las diferentes ciudades (lamentablemente la de Barcelona me encontró de viaje) y se comparten las producciones de los fans. Resulta imposible mencionar todas las conversaciones y contribuciones que emergieron en las redes durante las últimas semanas, desde parodias en forma de cómic…

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… hasta sofisticadas expresiones de fan art …

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… pasando por mashups con videojuegos (The Sims)…

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… o Los Simpsons

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Los fans de El Ministerio del Tiempo también han creado animaciones con el estilo de los videojuegos de los años ’80…

… y mucha, muchísima fanfiction, desde Tempus Fugit (una serie de relatos breves  que encaja perfectamente en el mundo narrativo de la serie) hasta el delirante mashup entre dos parodias:  Águila Coja y el Monasterio del Tiempo (!)

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Entre las obras más interesantes no puedo dejar de mencionar los juegos de rol creados por usuarios, por ejemplo Tiempo de Granada diseñado por Daniel Hidalgo Verzobias o este juego didáctico para que los alumnos de ESO aprendan historia de una manera menos aburrida y convencional:

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Como siempre sucede en estos casos, apenas podemos mapear una pequeña parte de la producción textual de los fans. Un mundo narrativo transmedia es una máquina textual que puede seguir funcionando muchos años, incluso después de que su canon se haya dado por concluido. Sabemos dónde comienza un mundo narrativo transmedia pero nunca dónde acaba

El Ministerio, entre las audiencias y los recortes

Una pregunta carcome a los ministéricos y resuena en todas las conversaciones: ¿Terminará el Ministerio del Tiempo sufriendo los recortes que afectan a cualquier otra dependencia pública española? Si bien la segunda temporada de la serie parece estar garantizada, el debate sobre los datos de audiencia está sobre la mesa. El Ministerio del Tiempo es una obra que ha sufrido cambios de horarios y ha debido competir con otras producciones de la televisión española (como Bajo Sospecha). Las audiencias se asentaron alrededor de un 10% con el correr de los episodios (datos de FórmulaTV):

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Como sostiene Javier Olivares, uno de los creadores de la serie, «evidentemente tenemos menos audiencia que otros productos, pero la audiencia se mide también por otros baremos que son la calidad y el prestigio, y en este sentido estoy muy contento … Con apenas cinco capítulos esta serie ya tenía una audiencia activa que creaba a partir de la serie, que la apoyaba, que entraba en un mecanismo de diálogo con nosotros, con los creadores, y a mí me parece maravilloso».

Tengo la impresión de que esta discusión sobre las audiencias de  El Ministerio del Tiempo está anclada en una concepción tradicional del ecosistema de medios. La evolución de ese sistema ha llevado -incluso desde antes de la llegada de la web- a la fragmentación de las audiencias. Los nuevos dispositivos y espacios de consumo mediático llevan este proceso más allá: las audiencias, más que fragmentarse, se están atomizando. En un post del 2013 en este mismo blog (La TV después del broadcasting: hipertelevision, redes y nuevas audiencias) escribí lo siguiente:

Aunque estos procesos de fragmentación de audiencias y diversificación del consumo cultural ya llevan un par de décadas las empresas encargadas de analizar y cuantificar a los televidentes recién ahora se están poniendo las pilas. El rol de estas empresas -como la famosa Nielsen– es central: ellas determinan cuánta y qué tipo de gente mira cada programa, lo cual le permite al sistema televisivo fijar el precio del segundo publicitario en cada canal y a cada hora del día. Desde hace medio siglo Nielsen monitorea el consumo mediático de una muestra representativa de familias (las llamadas “familias Nielsen“) y después extrapolan esos datos al resto de la sociedad utilizando sofisticadas herramientas estadísticas. Ahora bien, esto funcionaba bastante bien mientras el consumo familiar se distribuía entre tres o cuatro medios. ¿Qué pasa ahora, cuando cada miembro de la familia está metido en su mediasphere individual y el consumo se ha atomizado entre decenas de experiencias comunicativas? La revista Wired no lo duda y titula una de sus investigaciones The Nielsen Family is Dead. 

El último libro de Henry Jenkins – Spreadable Media  (2013) junto a Joshua Green y Sam Ford, de próxima publicación en Gedisa – dedica un capítulo entero a cuestionar los sistemas de medición  basados en el broadcasting que ignoran la actividad de las redes sociales (ver mi reseña). Jenkins, Green y Ford resumen su planteo en una frase:

“What’s happening in contemporary U.S. television is a shift from appointment-based model of television viewing (el viejo broadcasting, N.d.T.) toward an engagement-based paradigm.”

Si analizamos El Ministerio del Tiempo desde el «engagement-based paradigm» nos encontramos con un fenómeno impresionante que, bien gestionado, podría generar ingresos por un largo período de tiempo en forma de expansiones transmedia (algunas sugerencias en la primera parte de este post). Lo que ha conseguido esta serie en sólo ocho semanas es encomiable: construir una base de fans – esos evangelizadores que participan activamente en el mundo narrativo y «trabajan gratis» para su difusión – no es simple y suele llevar mucho tiempo y esfuerzo. Y no siempre sale bien. Pocas veces he visto crecer un mundo narrativo de esta manera en las redes. En otras palabras: despreciar a El Ministerio del Tiempo por su «bajo rating» televisivo sería un error garrafal por parte de la industria. Si esta lógica «monomediática» – que considera a El Ministerio del Tiempo una simple «serie de TV» y no un «mundo narrativo transmedia» potencialmente expandible – prevalece, es probable que este Ministerio sufra grandes recortes o termine directamente eliminado. Si así fuera, serán los fans los encargados de mantenerlo en funcionamiento.

Lo que la industria no sabe, no quiere o no puede hacer, lo harán los fans.

Larga vida a El Ministerio del Tiempo.

Viene de …

… y continúa en …

3 Comments

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  1. Es una pena que no cites iniciativas audiovisuales como algunos vídeos, músicas compuestas para la serie por fans o incluso el podcast de periodicidad semanal. Me da que te ha faltado algo de labor de documentación.

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